El plan de la Unión Europea de proteger mediante una misión aeronaval a la flota mercante y pesquera del Índico de los piratas somalíes va camino de desaparecer. Cuando los Veintisiete aprobaron a finales de 2008 la operación Atalanta para dar seguridad a la flota frente a las costas de Somalia, el objetivo era contar con un buen número de unidades navales desplegadas con las que disuadir a los piratas. Tres años después, la misión solo cuenta con seis buques de guerra en la zona, además de cuatro aviones de patrulla marítima, y está previsto que a finales de diciembre las fragatas se reduzcan a tres y a solo dos en enero.

Uno de los efectivos que continuarán en los próximos meses en el Índico es el buque de aprovisionamiento marítimo español Patiño, que se integra en Atalanta el día seis y asume el mando de la misión. La presencia de este buque frente a las costas de Somalia es una muestra más de la apuesta de España por la misión aeronaval, pues es uno de los países, junto a Francia, que desde el principio -tras el secuestro del atunero vasco Playa de Bakio en abril de 2008- defendieron la necesidad de contar con efectivos militares en la zona para frenar la escalada de secuestros.

Al margen del buque español, la operación cuenta con las fragatas alemanas Koeln y Bayern, la gala Floreal, el buque auxiliar holandés Zuiderkruis y el navío belga Louise Marie. Mientras, los cuatro aviones de patrulla marítima destinados en la zona pertenecen a España, Francia, Luxemburgo y Grecia.

El despliegue actual -al margen de las reducciones que sufrirá en las próximas semanas- es muy inferior al existente a estas alturas del año pasado, cuando Atalanta disponía de 14 buques de guerra y cinco aviones de vigilancia.

El principal motivo del descenso de efectivos está en que Francia redujo de cuatro a una las unidades navales integradas en la misión europea y de tres a una las aeronaves. Mientras, España tenía por entonces dos buques en la zona y ahora solo uno y Alemania tres frente a los dos actuales. Una de las posibles causas del recorte en el número de fragatas galas es que el Gobierno francés autorizó el embarque de militares en todos los buques de su bandera, una medida aprobada también por Italia, que el año pasado tenía un navío de guerra integrado en Atalanta y ahora no tiene ninguno.

La pérdida de efectivos complica todavía más los ambiciosos objetivos que adquirió en los últimos años la misión europea. Inicialmente buscaba proteger y escoltar a los buques mercantes del Programa Mundial de Alimentos (PAM) que llevan ayuda humanitaria a Somalia y a los pesqueros que faenaban frente a las costas somalíes. En los últimos meses se abordó la posibilidad de que los navíos de Atalanta controlasen los puertos de salida de los piratas, para frenar el problema desde el origen, pero, según la flota pesquera, este objetivo está "en un segundo plano" al contar la mayoría de las embarcaciones con vigilantes de seguridad armados a bordo.

El despliegue actual de la misión europea -sin contar los efectivos existentes en la zona de otros países como China o Estados Unidos- obliga a repartir entre seis navíos más de siete millones de kilómetros cuadrados de océano, tres veces la superficie del mar Mediterráneo. La situación será más crítica en enero, cuando en esa extensión operarán solo dos buques de guerra, con lo que a cada uno corresponderán más de tres kilómetros cuadrados.