A 20 días de la Nochebuena muchas calles de Galicia todavía no lucen el tradicional alumbrado navideño. No es algo casual. La situación económica de las administraciones locales ha llevado a muchos consistorios a ahorrar hasta en las luces. Toca "echarle imaginación" y "aguantar el tirón", como explica José Luis Fernández Mouriño, alcalde popular de Carral, uno de los concellos que han optado por sacrificar unos días de espíritu navideño para rebajar un poco la factura de 2011. "Intentamos eliminar gastos superfluos, ahorrando en el alumbrado de Navidad, eliminando las ayudas para las comisiones de fiestas... Y aún con estos recortes no llegamos", resume Fernández.

Carral es uno de los 146 concellos que cerraron 2010 con más gastos que ingresos, una tónica ya bastante extendida antes de la crisis pero que desde 2008 salpica también a concellos antes saneados. Es el caso de este municipio coruñés que, como explica su alcalde, cerró 2009 "con un ahorro negativo de tesorería" y el año pasado gastó 573.000 euros más de los que entraron en caja. A punto de cerrar el actual ejercicio, el regidor de Carral se muestra un poco más optimista pero reconoce que volverá a haber déficit.

El principal quebradero de cabeza para Carral es, en estos momento, el Plan Concertado, un programa con el que la Xunta cofinancia los servicios sociales que prestan los ayuntamientos. Fernández explica que solo la ayuda a domicilio arrastra un déficit de 13.000 euros al mes, pero no se pueden reducir las horas sin que se resienta la calidad del servicio. Fernández considera que en su caso los recortes han tocado fondo y admite que de cara al próximo año el Concello ya está ideando fórmulas para aumentar los ingresos sin tocar ni impuestos ni servicios. "Las prestaciones sociales a los vecinos no las podemos tocar. Hay que buscar otras vías que no sea sangrar económicamente a las familias", argumenta el alcalde, que considera que "si la gente se viene a vivir a Carral es por las ayudas y los servicios". Y puestos a echarle imaginación, Fernández ya tiene un plan B para generar recursos. "En 2012 tenemos algunas parcelas que habrá que quitar a subasta, porque paradas generan un gasto y supondría un alivio económico", explica el regidor de Carral, que aunque asegura que la situación económica del Concello "no le gusta pero no es grave", si "las cosas empiezan a pintar mal", dispone de "un patrimonio propio importante al que recurrir".

Deshacerse de propiedades municipales, sin embargo, no es una opción para todos. Francisco Lema, regidor socialista de Corcubión, desearía recurrir a esta vía de financiación para paliar la merma de recursos procedentes de Xunta y Gobierno y que cifra en "200.000 euros al año". Pero para un concello como el suyo no es una opción. "No tenemos patrimonio propio que vender y nos debemos prácticamente a los ingresos de otras administraciones. Vamos a seguir la misma tendencia de reducción de gastos pero si siguen cayendo los ingresos de Xunta y Estado, caeremos en una situación inoperante", resume Lema.

Esa política de contención le ha llevado a "tocar todas las partidas en general", desde las dedicadas a obras o mantenimiento, hasta gastos de protocolo y teléfono. Tras lamentar que los concellos sean "el último eslabón" de la administración, Lema pone sus esperanzas en un parque eólico singular cuya licencia ya está concedida y tramitada pero que no acaba de concretarse. Su puesta en marcha le reportaría al Concello durante los 25 años de concesión una media de 100.000 euros anuales, que les permitiría respirar más tranquilos, reconoce.

Y es que los concellos han pasado de vivir una edad dorada en la que el auge del ladrillo les reportó sustanciales ingresos a través del impuesto sobre construcciones y obras (ICIO) a perder de golpe esta vía extra de financiación, que en los ayuntamientos más dinámicos, como Carral, dejaba entre 500.000 y 600.000 euros al año y ahora apenas supera los 60.000.

También le pasó algo similar a Malpica, un concello que acabó 2010 con un 19% más de gastos que de ingresos. Pero Eduardo Parga, su alcalde desde junio, no achaca los problemas de su concello a una merma de ingresos que, recuerda, "afecta a todo el mundo". En su caso, se encontró con una serie de facturas pendientes de 2009 y 2010 que todavía no ha logrado poner al día y que se corresponden, en muchos casos, "a cosas que antes te podías permitir pero que ahora ni siquiera puedes mantener". Cita como ejemplo la piscina-spa que inauguró su predecesor poco antes de las elecciones y se marca como objetivo "mantener los servicios básicos y garantizar el capítulo 1". Su truco de cara a 2012 será destinar la mitad de las subvenciones que le concede la diputación para obras "a pagar facturas" y no descarta volver a tocar los impuestos. "Por desgracia todos estamos teniendo que subir algo. Pero los servicios podían ser deficitarios cuando tenías más ingresos que gastos, pero ahora ya no", resume.