De las corredoiras a un nuevo esquema de carreteras y autovías. Del minifundio en agricultura a explotaciones ganaderas con maquinaria industrial. Institutos, hospitales o el turismo rural. Y atención plena a los gallegos en el exterior, con el auge de las casas de Galicia y la pervivencia de romerías y fiestas oficiales de la comunidad al otro lado del Atlántico. La etapa de Fraga al frente del Gobierno autonómico es la historia de las mayorías absolutas. Fueron 16 años de cambio y modernización de la comunidad, coincidiendo con el esplendor de los fondos europeos; inyección de capital que se percibió en el avance de infraestructuras, pesca, agricultura o turismo.

El padre fundador del galleguismo, defensor del regionalismo y detractor del nacionalismo, se afanó en crear y transmitir a sus votantes, a los que cuidaba en cada recuncho del país a golpe de apretada agenda, una identidad gallega sin perder las raíces y vertebrada en el mapa de las autonomías, que defendía tal y como habían quedado definidas en el marco constitucional. Se enorgullecía de haber "situado a Galicia en el mapa" y ubicar a la comunidad en el progreso: en la modernidad. Instauró un modelo de hacer política propio, con un carisma admirado en el rural y respetado en las ciudades, por su carácter de animal político. La derecha era él. Con actos multitudinarios, controlaba cada aldea, la política del puerta a puerta, criticada por muchos por "caciquil".

El poder de convocatoria del León de Vilalba en Galicia, tras las luces y sombras de su paso por Madrid, fue evidente desde los primeros comicios. Se preocupó, inicialmente, de los problemas del sector pesquero, aprovechando las directrices de la Política Común de Pesca, Impulsó la Administración única, con la idea de que las comunidades históricas (con mayor techo competencial) asumieran plenas competencias excepto en aquellas materias en las que el Estado tenía exclusividad. Galicia alcanza con Fraga el mayor marco de competencias de su historia hasta el momento. El villalbés propuso también una reforma constitucional que convirtiera al Senado en una auténtica cámara de representación territorial e impulsó la creación de un Senado Europeo de base regional que garantizara la participación de las distintas nacionalidades en los procesos europeos.

Con una actividad diaria frenética y cientos de viajes institucionales al exterior, Fraga revalidó su mayoría en 1993. En este mandato planteó un recurso ante el Tricunal Constitucional contra el acuerdo del Gobierno socialista de ceder el 15% del IRPF a las comunidades autónomas. Tras la victoria del PP en el 96 retiró este recurso al pactar, su partido con los grupos nacionalistas la cesión del 30%. Recién fallecida su esposa en el 97 repite mayoría, en una legislatura marcada por el desarrollo tecnológico y la construcción de infraestructuras.

Al margen de su modelo populista, Galicia cambió en su etapa de presidente. La tasa de desempleo bajó del 23% en 1990 al 11% en 2000. Los avances en electrificación, telefonía rural, viticultura, acuicultura o saneamiento ganadero fueron más que visibles. La mejora de las carreteras interiores y la conexión con la meseta o la reducción del monte quemado dibujaron un progreso que se plasmaron en términos de PIB, aunque Galicia no fue capaz de crecer económicamente al ritmo del resto del Estado.Y la convergencia es todavía una asignatura pendiente.