-¿Arrugas es su primera película?

-Es mi primer largometraje; antes, había hecho cortos. Ha traído mucho trabajo pero sabía que sería así. Me pareció que merecía la pena. Ser director de una película de animación es más duro de lo que parece.

-¿Cómo le gustaría que se interpretara Arrugas?

-Me gusta que la gente vaya a verla sin ninguna idea preconcebida, para que puedan sacar sus propias conclusiones. Que dejen que la película les cuente la historia. Una historia que intenta ser sincera, ser contada de forma auténtica y dar voz a unos personajes concretos.

-¿Qué papel ha tenido Paco Roca, el creador del cómic, en la película?

-Pues ha tenido diferentes funciones; desde el diseño y la supervisión de la parte visual hasta el seguimiento del proceso del guión. En este sentido, él tenía mucho que aportar por la cantidad de historias e ideas que había recopilado inicialmente para dar forma a su cómic.

-¿Por qué considera que no es una película dirigida a un público infantil?

-Trata un tema que quizá no interese tanto a niños muy pequeños, sino a un público adulto. O tal vez sí. Los niños siempre sorprenden. Tampoco diría que es inapropiada para ellos.

-¿Le ha dado un enfoque más personal al cómic o es una representación fiel del trabajo de Roca?

-Ambas cosas. Hemos sido muy fieles al cómic. Era mi intención desde un principio. Como espectador, no me gusta ir a ver una adaptación y que sea muy distinta; creo que no tiene sentido. Y queríamos respetar a los personajes. Pero también hemos explorado nuevas posibilidades. En general, sí, diría que es bastante fiel.

-¿Qué es lo que más ha costado allanar en Arrugas?

-La producción han sido dos años y medio, o más. Ha trabajado mucha gente en este proyecto. Realmente ha sido un caos controlado. Lo más difícil en la adaptación es lo que decíamos; encontrar el equilibrio entre ser fiel y la aportación que el cine debe.

-Neil Young (The Hollywood Reporter) ha dicho que Arrugas es 'una de las películas españolas más logradas, de cualquier género, de los últimos años'. ¿Cree que el cine español en general tiene calidad o se toma esto como un reproche?

-Hay muy buenas películas españolas para considerarlo definitivamente un halago. Aunque no pienso en películas como nacionalidades.

-¿Qué tiene esta película que no contenga, por ejemplo, una de Pixar?

-Son muy distintas. Se trata de una forma muy diferente de hacer cine. Sobre todo, por el tratamiento del tema. En este sentido, Arrugas se acerca más a una acción real. Está pensada para un público al que no solo ni precisamente le interesa la animación. Muchas personas me han dicho que, al minuto de verla, te olvidas de que es una animación, te metes de lleno en la historia. Creo que es una película que es más una película y menos una película de animación.

-¿El mercado español podrá superar alguna vez al estadounidense?

-Ellos tienen una industria muy establecida. Nosotros hemos de encontrar nuestra propia voz como cine; la que nos interese. No pienso tanto en una industria, en un país, sino en lo que me gustaría ver como espectador. Historias. En este caso, he tenido suerte al encontrar una historia que me ha gustado, y poder hacerla. Espero que este tipo de cine de autor en la animación funcione.

-¿Piensa que a los jóvenes les haría falta tener alguna que otra arruga para poderse meter en la piel de los mayores?

-Ambos públicos apreciarán la película, pero de forma distinta. Hay muchos jóvenes a los que les ha encantado. He visto espectadores de dieciocho años. Creo que también les llega. Porque se entiende, la entienden. Es lo que también tiene esta película: a pesar de que son personajes de una cierta edad, quiere y logra que te identifiques con ellos.