A cinco días para que termine el mes, los meteorólogos ya no tienen dudas de que febrero se hará un hueco en los registros oficiales como uno de los más secos de la historia. Un fin de semana más, habrá cielos despejados en casi toda la comunidad y la situación anticiclónica se prolongará, por lo menos, hasta finales de la semana que viene, cuando MeteoGalicia prevé que podría haber algún cambio e incluso que regresen las precipitaciones. Pero más que la sequía el protagonista de los últimos días están siendo las altas temperaturas, otro factor que también influye negativamente sobre la actividad incendiaria. "Hablar en Galicia de máximas de 20 grados e incluso más en pleno mes de febrero es muy raro. Además, hace poco viento y aunque por la noche enfríe, la sensación durante el día es muy agradable y primaveral", explica María Souto. De hecho, el atípico veranillo que vive Galicia desde el pasado jueves volvió a elevar las máximas por encima de los 20 grados en Ourense, ciudad que ayer registró la temperatura más alta de toda Europa (23,8 grados). Las mínimas, con todo, continúan registrando valores muy bajos, tanto que, como explica la meteoróloga María Souto, se dan "grandes oscilaciones térmicas". El mejor ejemplo de ello está en el concello ourensano de Verín, donde el pasado jueves se registraron -7 grados de madrugada y durante el día los termómetros rozaron los 21 grados, "28 grados de diferencia entre el día y la noche que resultan, por lo menos, curioso".