-¿La verdad es un veneno?

-Sí, porque nos obliga a tener que decidir y esto es lo más difícil de la vida, pero también es lo que nos hace libres.

-¿La novela demuestra que la educación hace más que la sangre, porque las dos hermanas son la noche y el día?

-Es verdad, es el entorno y el medio lo que te forma. Nacemos con unas estructuras mentales que luego cambian.

-¿Por qué el robo de niños es un horror español? ¿Es la huella de la posguerra con vencedores con derecho a todo?

-Es la secuela de una dictadura muy larga, en la que se enquistaron muchas aberraciones, pero también es el reflejo de la sociedad actual, donde siempre hay agujerillos que hacen que los codiciosos puedan salir victoriosos; lo vemos en el ámbito económico. Hemos de estar más vigilantes, no podemos dejar todo en manos de los políticos.

-¿La investigación judicial acabará como la de las víctimas del franquismo?

-Espero que se haga algo, por el bien de todos, aunque hay intereses que esperan que estos asuntos incómodos desaparezcan. Pero esto afecta a toda la sociedad, porque crea una desconfianza en lo más básico (médicos, comadronas, religiosas) muy malsana.

-Ha pasado de los refugiados nazis en España al robo de bebés. ¿La literatura debe ir pegada a la realidad?

-Siempre escribo del presente, porque es lo que se me escapa. Es como detener lo que está pasando para reflexionar sobre ello. Pero mis novelas no son realistas o periodísticas, porque lo que me gusta de la realidad es aquello que nos parece irreal: lo que sucede y de lo que no hablamos.

-En estos robos subyace el ansia de maternidad. ¿Está sobrevalorada?

-Sobrevaloramos los deseos. Esta sociedad tiene muy poca capacidad para asumir las frustraciones y todo deriva de ahí. No se puede recurrir a cualquier cosa para colmar los deseos, ni el de ser madre. La Iglesia se revestía del derecho de decidir en qué familia iba a estar mejor. Vivimos en una sociedad con una falta de respeto al prójimo increíble.

-¿Hay algo de Lisbeth Salander en su personaje femenino, por la capacidad de odio de una adolescente?

-No he leído esas novelas. Creo que las motivaciones son diferentes: su rabia no viene del odio, sino del amor a la madre. Yo he vivido también con cierta rabia porque mi madre podía haber sido más feliz; me he dejado vencer en mi vida por la carga emocional que ella me transfería, pero no he sido suficientemente fuerte para ayudarla.

-¿Al final, todo es codicia en esta sociedad: codicia de afectos, de dinero?

-Hay una pregunta de la niña robada a su madre y a su abuela: '¿me robasteis para quererme?'. El mundo está movido por las emociones. Pensamos que es el dinero, pero lo que mueve a la gente siempre es algo personal como el odio, el amor, el sexo. El dinero es el resultado final que lo resume todo.

-Si mira el entorno de la novela española actual, ¿le gusta lo que ve?

-En general, tendríamos que ser más atrevidos para hablar de nuestra realidad en términos del siglo XXI.

-¿La literatura se ha banalizado porque da a la sociedad lo que le pide?

-La literatura es la expresión de un momento, cuenta de la sociedad lo que esta no dice en voz alta.