-Pese al endurecimiento de las penas para los delitos de tráfico, el carné por puntos, más presencia policial en las carreteras o nuevos radares, son más de 500 gallegos los que se sientan cada mes en el banquillo por infracciones en carretera. ¿Qué queda por hacer para rebajar este balance?

-El año pasado se dictaron casi 8.000 sentencias en delitos contra la seguridad vial en Galicia. El camino está marcado y hay que seguir desarrollando las nuevas posibilidades que tenemos, como el decomiso, y sobre todo la corrección de un factor muy preocupante como es la asociación de alcohol y conducción: los delitos de conducción alcohólica representan el 67% del total de delitos sentenciados contra la seguridad vial en Galicia.

-¿El decomiso del vehículo debería extenderse a más supuestos, no limitarlo tan solo a los multirreincidentes o delitos graves?

-Si se aplicara con más rigor en el tipo de supuestos que cita sería suficiente, pero es una posibilidad a la que se acude con gran parquedad.

-¿Cuántos decomisos se practicaron en lo que va de año?

-Tan solo nueve. Su aplicación es muy restrictiva porque son numerosos los supuestos en los que el vehículo no pertenece al conductor y con ello se hace prácticamente imposible el comiso. También es verdad que se utilizan unos criterios muy restrictivos para pedirlos por parte del fiscal y para decretarlo por parte del juez. No tengo duda de que es una medida apropiada para reducir la delincuencia vial.

-¿Cuál es el perfil del conductor multirreincidente?

-No existe un retrato robot, pero de la experiencia le puedo decir que el 98% son hombres y, sobre todo, en alcoholemias. No se pueden distinguir edades, aunque hay otro tipo de delitos como la conducción sin carné o exceso de velocidad en el que la gran mayoría son jóvenes.

-¿Qué porcentaje de conductores imputados en Galicia es multirreincidente?

-Está entre un 2% y un 3%. La gran parte son personas con una patología grave en el consumo de alcohol que debe ser tratada, pues las medidas simplemente represoras no evitarían el problema. Otro campo abonado para la multirreincidencia es la conducción sin permiso.

-¿Qué está fallando para no poder atajar las alcoholemias al volante en la comunidad?

-El problema no es solo de Galicia. Tal vez no exista una verdadera conciencia social de que conducir con alcohol es un delito grave. Han sido muchos años de permisividad en este tipo de conductas y los cambios se están logrando, aunque sea de manera bastante lenta. Hasta hace no mucho se pensaba que el hecho de conducir con copas era un delito de gente honrada porque cualquiera de nosotros podía cometerlo y por ello no debía de tener un gran reproche social y esta concepción está costando mucho cambiarla, pero ya somos mayoría los que pensamos que nadie tiene derecho a obligarnos a compartir sus riesgos.

-Junto a la alcoholemia otra de las lacras de la accidentalidad en Galicia son los atropellos. ¿Defiende las sanciones a los peatones que incumplan las normas?

-Las leyes no solo imponen obligaciones y sanciones para los conductores sino también para los peatones. La utilización del chaleco reflectante en carretera o el respeto a los semáforos en los pasos de peatones en ciudades son una obligación legal y las autoridades administrativas tienen la facultad de sancionar esas conductas. En cualquier caso, una buena educación viaria en el colegio y en la familia suele ser mucho más provechosa.

-¿No cree excesivo retirar la tutela a los padres que no lleven a sus hijos con el correspondiente dispositivo de seguridad?

-Tal como lo plantea sería una barbaridad. Lo que la Fiscalía ha propuesto es que en aquellos casos de padres que sean sancionados en tres ocasiones por este tipo de hechos, realicemos una investigación de todas las circunstancias, y en su caso, se lo notificaremos al fiscal de protección de menores por si estima necesario adoptar alguna medida contra los progenitores reiteradamente incumplidores, que no tiene por qué ser necesariamente la privación de las facultades tutelares aunque esta posibilidad no se descarta. El año pasado hubo 79 menores de 15 años que murieron en accidente de circulación y con ser mala esta cifra mucho peor saber que de ellos el 46% no utilizaba ningún sistema de retención infantil y de los restantes, el 70%, no lo utilizaba de manera correcta. Ante estos datos, no podemos quedarnos cruzados de brazos.

-Tráfico reducirá el límite de velocidad en carreteras secundarias y prevé colocar paneles variables en las autopistas. ¿Cómo afectará a la seguridad vial?

-Los estudios nos dicen que la disminución de velocidad redunda en un menor número de muertos así como en una menor gravedad de los accidentes. Parece claro que la intención es rebajar la velocidad máxima a 90 km/h en carreteras convencionales, lo cual parece, desde el punto de vista de la seguridad, una medida acertada si tenemos en cuenta que ocho de cada diez muertos de tráfico se producen en este tipo de vías.

-En una comunidad como Galicia son habituales los accidentes provocados por animales sueltos. ¿Qué propuestas plantea la Fiscalía para estos casos?

-En el año 2011 hubo en España un total de diez personas que perdieron la vida y más de 80 que resultaron gravemente heridas como consecuencia de accidentes causados por animales. En Galicia afortunadamente ese año no hubo ningún fallecimiento por esta causa pero fue la segunda comunidad en la que más accidentes hubo, con más de 2.500, siendo el jabalí el responsable de más de la mitad. El tema ya lo hemos tratado con los responsables de carreteras y actualmente se han propuesto diversas medidas como son la mejora de la señalización, la limpieza de los márgenes de las vías, la utilización de repelentes olfatorios, la mejora del vallado obligatorio en determinadas vías o el establecimiento de pasos de fauna, entre otras. Pero también nos preocupa el abandono de animales domésticos, sobre todo perros, que fueron los causantes de más de 500 accidentes ocurridos en nuestra comunidad y que deberían dar lugar a la responsabilidad de sus dueños.

-¿Qué tipo de responsabilidad?

-En primer lugar está la responsabilidad civil por los daños causados, pero también cabe la exigencia de responsabilidad penal por un posible delito contra la seguridad vial creando un grave riesgo para la circulación.