Las líneas de tren más deficitarias en Galicia perdieron en diez años un 15% de viajeros. En el ranking de las menos rentables y menos demandas en la comunidad, están las conexiones de A Coruña-Ferrol, Ourense-A Mezquita y A Coruña-Monforte, que a día de hoy se usan menos que en 1999. Desde ese año, los servicios ferroviarios con menos tráfico en Galicia recibieron más de 40 millones en subvenciones con el objetivo de aumentar sus usuarios y acabar haciéndolas rentables.

Pero la realidad es otra. A modo de ejemplo: cada uno de los 30 viajeros que, de media, utilizan a diario los trenes entre Ourense y A Mezquita costaban a las arcas públicas unos 42 euros. Ante este panorama -no solo no han logrado incrementar la cifra de viajeros, sino que cualquiera de ellas se utiliza en la actualidad menos que hace una década- la Xunta dejó de subvencionarlas el año pasado. Al tijeretazo del Ejecutivo gallego al sector ferroviario, se suma ahora el recorte que estudia el Ministerio de Fomento. Tal y como anunció ayer el secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá, el departamento que dirige Ana Pastor se plantea eliminar o sustituir por autobuses los trenes regionales que cuenten con un escaso número de viajeros.

Desde la Xunta reiteraron ayer que no financiará las líneas deficitarias de Renfe porque tras 15 años de ayudas públicas a estos servicios "no se consiguió que se mejorasen las cifras de pasajeros". "Sea cual sea la decisión que se tome, la Xunta va a defender que non exista ninguna merma en la movilidad de los ciudadanos, que siempre debe quedar cubierta", reclaman desde la Consellería de Medio Ambiente.

"Existen servicios ferroviarios con una bajísima ocupación y un alto coste, y sería razonable revisar su situación porque, en ocasiones, tendría más sentido un transporte en autobús que un corredor ferroviario", apuntó el número dos de Fomento durante una comparecencia en el Senado sin entrar a detallar cuál será el umbral mínimo de usuarios que se tomará como referencia ni qué otros factores se tendrán en cuenta para evaluar la continuidad o la eliminación de las líneas de tren.

En su intervención en el Senado, Catalá detalló que Fomento definirá "en los próximos meses" las obligaciones de servicio público ferroviarias "a partir de la realización de un estudio de racionalidad y eficiencia de cada corredor", en el que además se analizará la complementariedad que cada tren presente con otros modos de transporte, como el autobús. La reestructuración que plantea Fomento y que estará lista "en los próximos meses" afecta a los trenes regionales o de media distancia convencional de Renfe, no a los de larga distancia ni al AVE, ni tampoco a los de cercanías. Por ello, el Gobierno pretende abordarla de acuerdo con las comunidades.

Los trenes de media distancia convencional de Renfe son los segundos, por detrás de los de cercanías, que mayor número de viajeros transportan. Según datos de Fomento, en 2011 transportaron 26,42 millones de pasajeros, un 3,16% más respecto a los 25,61 millones de 2010, si bien es una cifra inferior al máximo de 28,2 millones de viajeros que alcanzaron en 2006. No obstante, el departamento que dirige Ana Pastor eludió facilitar los datos de usuarios de las líneas ferroviarias en Galicia para evitar transmitir una idea "errónea" sobre los servicios que se verán afectados.

Fue en 1995 cuando la Xunta firmó con Renfe el primer acuerdo marco para subvencionar las líneas ferroviarias con menos tráfico de la comunidad. Pocos podían suponer que 15 años después no solo seguirían sin ser rentables sino que además se utilizarían menos. Las ayudas autonómicas nacieron para conseguir todo lo contrario: hacer rentables unas conexiones que tras la crisis económica de 1992 Renfe amenazó con suprimir. El aviso de la operadora surtió efecto y tres años después se firmó el primer convenio para mantener las tres líneas con menos tráfico: A Coruña-Ferrol, Ourense-A Mezquita y A Coruña-Monforte.

En total, la Xunta subvencionaba 12 trenes diarios, en los que cubría la totalidad del déficit de explotación, es decir, la diferencia entre los costes del servicio y los ingresos por la venta de billetes. Esta inyección económica no era a fondo perdido ya que la operadora, a cambio, se comprometía a invertir parte del dinero en la renovación de los trenes así como en aumentar las frecuencias diarias de algunas de estas rutas. De hecho, frente a los 42 trenes subvencionados en aquel primer acuerdo, se pasó a 84 en 2003 y a 150 en 2007. Pese a este incremento de frecuencias e incluso a la inclusión hace cuatro años de dos nuevas líneas la cifra de viajeros no repunta y en el caso de las tres conexiones financiadas desde 1995 la pérdida de usuarios es mayor. Por ello, el año pasado la Xunta decidió retirar las subvenciones a las líneas deficitarias.