Hace ocho meses, el PSOE escondió a Zapatero durante la campaña electoral para evitar ser asociado al tsunami económico que acabó por llevarse por delante al entonces presidente del Gobierno y ocho años de luna de miel en Moncloa, una estrategia que provocó incluso que las siglas del partido y el puño y la rosa obtuviesen un papel secundario en la campaña centrada en Rubalcaba. La carrera hacia el 21-O tendrá un cariz similar en los dos partidos más votados en la comunidad hasta ahora: PP y PSdeG.

En la estrategia popular sus dirigentes reconocen en privado la necesidad de alejarse de la sombra de un Mariano Rajoy acosado por un rescate de la economía española que cada vez toma más cuerpo. Incluso Alberto Núñez Feijóo, candidato a la reelección como presidente de la Xunta, marcó distancias con su jefe de filas al matizar que él no había subido impuestos, si bien esta estrategia no supondrá que Rajoy no desembarque en la comunidad durante la campaña como hizo en 2009, cuando consciente de que Galicia era el primer bastión a conquistar para asaltar Moncloa visitó 41 localidades en actos electorales. Ahora regresará a su comunidad natal, pero en muchas menos ocasiones, al tiempo que deberá hacer hueco para visitar también Euskadi y mantener su apretada agenda internacional con varios viajes a Europa. Otra fija será la ministra de Fomento, Ana Pastor, si bien la relevancia del resto de primeros espadas del Gobierno y de la calle Génova, cuartel general del PP, será más bien discreta.

Si el PP tiene un presente con problemas debido a la crisis económica, el PSdeG muestra un pasado con dirigentes a los que esta arrolló en sus inicios. Y aplicará una táctica similar. La sala de máquinas socialista carbura con el objetivo de mantener una actividad "muy intensa" hasta el mismo día de las elecciones. En su intento de contraponer sus propuestas a los recortes del PP, la formación dirigida por Pachi Vázquez choca con su pasado y la "herencia de Zapatero". Por ello, su maquinaria electoral prevé alejarse de los altos cargos orgánicos e institucionales con más peso en la gestión del zapaterismo.

Mientras el candidato socialista ajustaba su visita de dos días a Estrasburgo para comprobar la importancia que se concede en Europa a los comicios gallegos como test a las medidas de Rajoy, su equipo diseñaba una campaña de "miles de actos y microactos". "Apostaremos por llevar a los altos cargos del partido a pequeños foros y a concellos donde haya problemas específicos, como el caso del Morrazo con las preferentes, para escucharlos más que proponer", explican fuentes de esta formación.

Abstención

El líder del puño y la rosa, Alfredo Pérez Rubalcaba, que también elude habitualmente las referencias a su etapa con Zapatero, tendrá presencia en Galicia en algún acto "grande y urbano", pero otros ex altos cargos del zapaterismo aparecerán en segundo plano. "A nosotros no nos suma alguien como, por ejemplo, Trinidad Jiménez en un gran acto, pero sí en nuevos formatos con poca gente", añaden desde el aparato del PSdeG.

Lo que está claro es que la estrategia de la izquierda pasa por mantener la tensión hasta el mismo día de los comicios para evitar que el malestar que aseguran detectar en la población derive a la abstención y frustre un asalto a San Caetano que, tras tres años, ven "más posible que nunca".