Fue una puesta en escena en toda regla para mostrar el apoyo con que cuenta el alcalde en la causa judicial abierta contra él. Y poco importó que fuese domingo. Se abrieron las puertas del concello, con entrada libre, para que quedase patente el arrope al alcalde Francisco Rodríguez, después de las imputaciones de cohecho y prevaricación, cuando iba anunciar que se aferra al cargo, y que ni siquiera el anuncio del BNG de marcharse del gobierno le afecta. Para eso estaban allí personas y trabajadores del Concello afines al alcalde, que los recibieron como un estrella mediática: a golpe de aplausos y gritos de "Paco, Paco, Paco". No hubo impedimento para acceder al Concello, y menos a un salón de plenos que ayer utilizó el alcalde para solemnizar su decisión de aguantar en el cargo.

Tuvo palabras de agradecimiento para los que se concentraron en la Plaza Mayor, y evitó hablar de las "ausencias", que también las hubo, y que se convierten en ese argumento de apoyo que utilizó para reforzar su postura contraria a renunciar al cargo. Al final, y con la función acabada, llegaron los abrazos y besos, de ahí que algún despistado en el exterior del Concello se preguntó si había alguna celebración