El 19 de noviembre, seis días después del accidente del Prestige, el gabinete de crisis creado por el Gobierno se reunió para evaluar la idoneidad de las decisiones ya tomadas hasta entonces y también para estudiar qué se podía hacer con el petrolero una vez se había partido en dos. "La popa ya se había hundido. Estábamos concentrados en qué hacer con la proa, no tenía sentido dejarla flotando", apuntó ayer Sors. En esa reunión, se pusieron sobre la mesa dos alternativas para que los expertos opinasen: "No bombardearla -dijo el ex alto cargo de Fomento en referencia a la propuesta que en su día hico el entonces alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez-, sino hacerle agujeros en el casco para que se hundiera o trasvasar la carga".