El Gobierno decidió alejar el Prestige de la costa sin encargar informes técnicos externos. Al entonces director de la Marina Mercante le bastó la única opinión de su equipo de asesores, la consulta -vía telefónica- a dos expertos ajenos a su departamento, la información que había transmitido el capitán del petrolero al lanzar el mayday, la evaluación de los pilotos de los helicópteros trasladados a la zona de la avería y el testimonio del inspector marítimo enviado por las autoridades españolas al barco, para dar la consigna del alejamiento con el objetivo -insistió ayer- de que la contaminación que provocase el viejo monocasco fuera lo "menos dañina" para la costa. Así lo reconoció ayer José Luis López-Sors, el único cargo público imputado en la mayor catástrofe ecológica en Europa durante su segunda jornada de declaración en A Coruña.

En un duro interrogatorio por parte de los abogados de Mare Shipping, la propietaria del Prestige, el ex alto cargo de Fomento admitió que no constituyó el órgano asesor de emergencias que prevé el Plan Nacional de Contingencias Marítimas y que tampoco ordenó el envío de técnicos al buque para valorar en qué estado se encontraba. Sobre el primer incumplimiento que reconoció haber cometido, Sors quiso matizar que "no ignoró" a la comunidad científica de Galicia, sino que en esos momentos su prioridad era otra: "Cuando hay una emergencia hay que disparar". "No hace falta constituir ningún órgano, sino atender la emergencia; el tiempo, a veces, -justificó- es contrario a la eficacia". Sobre la "presencia" de "técnicos cualificados" que "requiere" el plan de lucha contra vertidos para analizar la situación del petrolero, el ex alto cargo de Fomento apuntó que por "presencia" no se entiende el envío de expertos al petrolero. "¿Presencia? Puede ser la propia Capitanía Marítima que hace un diagnóstico de la situación. Había técnicos en la Dirección de la Marina Mercante y en la Subdirección de Inspección", zanjó López-Sors.

El de ayer fue, sin duda, el interrogatorio más duro del juicio del Prestige. Lo protagonizó el entonces director de la Marina Mercante ante las incisivas exposiciones del abogado de Mare Shipping, Santiago Zabaleta, que en ocasiones parecía estar ya dictando sentencia más que interrogando al acusado.

Durante su enfrentamiento dialéctico con López-Sors, el letrado de la propietaria del Prestige lo acusó de "prefabricar un desastre" para llevar el barco "al corazón de la tormenta" -incluso le llegó a decirle que el alejamiento del petrolero se había convertido en su "obsesión-, cuestionó las informaciones aportadas por el ex alto cargo de Fomento sobre el alcance del vertido, le reprochó que no siguiese el plan de contingencias o que el comité asesor "brillase por su ausencia", así como que actuase como "juez y parte" durante la gestión de la catástrofe "disparando con pólvora de Rey para hacer los informes que consideraba".

El tono empleado por el abogado de Mare Shipping durante el interrogatorio llegó a enojar a López-Sors, hasta tal punto que en varias ocasiones contestó a Zabaleta: "Siento que no me va a creer lo que le diga". El rifirrafe dialéctico entre el abogado de la naviera y el exdirector de la Marina Mercante obligó al presidente del tribunal, Juan Luis Pía, a intervenir, ya no solo para emplazar al letrado a no "discutir" con el acusado y limitarse a hacer preguntas sino también para manifestarle su malestar ante su "curioso" interrogatorio", que advirtió, ya le empezaba a "cansar".

En su segunda declaración ante el tribunal del caso Prestige, López-Sors reiteró que la decisión del alejamiento fue "la más útil, y la mejor para defender la costa". Negó que el petrolero dejara de perder fuel un día después de la avería, tal y como le había asegurado desde el barco el inspector marítimo Serafín Díaz. "Esa era una percepción visual suya; mis datos eran que estaba perdiendo y mucho", respondió molesto al letrado de Mare Shipping que en su exposición había calificado de "despropósito" decir que el Prestige vertió 20.000 toneladas tras la avería, algo que -censuró Zabaleta- "no es apoyable en los datos"-. Ante esta exposición, López-Sors sentenció enojado: "No nos importa lo que está vertiendo. Lo que me interesa es que me están diciendo que el barco corre riesgo de hundimiento".

Insistió en que hicieron "evaluaciones y revaluaciones" del petrolero durante la gestión de la crisis, que Sors limitó a poco más de dos días: desde que el capitán, Apostolos Mangouras, dio la voz de alarma el 13 de noviembre hasta que en la madrugada del día 15 la empresa holandesa Smit Salvage, contratada por la armadora del Prestige, asumió el rescate del petrolero. Tal y como ya hiciera en su primera declaración a preguntas del letrado de Nunca Máis, López-Sors volvió a responsabilizar a los rescatadores de Smit del "rumbo errático" que siguió el petrolero desde el día 15 hasta que a primera hora del día 19 se partió en dos.

No llegó a acusar a Smit de "negligencia", pero sí de falta de "diligencia". A su juicio, el retraso en la llegada desde Londres de los "salvadores" -que "venían sin equipo suficiente"- complicó la gestión del accidente. "Nos hubiera venido bien a todos, pero sobre todo a Galicia, que hubiesen actuado una hora después de que el armador autorizase el uso de remolcadores", criticó tras achacar a Smit un "retraso de 24 horas" en su llegada a A Coruña y hacerlo "sin ningún equipo". Las explicaciones de Sors fueron rebatidas por los propios abogados de Mare Shipping, que acusaron al ex alto cargo de Fomento de haber impedido hasta en dos ocasiones que los rescatadores tomaran un helicóptero rumbo al Prestige porque se condicionó su traslado a que firmasen un documento en el que se debían comprometer a que, una vez tomado el mando del petrolero, tenían que mantenerlo alejado al menos 120 millas de la costa.