El hombre en la sombra se llevará todos los focos a partir de ahora. Francisco Conde, al que sus allegados llaman Paco, es uno de los hombres más cercanos a Feijóo, aunque no suelen encasillarlo en el grupo de los "chicos del presidente", compuesto por gente más joven y con mayor relación con los medios. Él es un tipo discreto.

Tan desconocido entre algunos círculos que resulta complicado obtener información personal, tanto que incluso los propios servicios de comunicación de la Xunta se equivocaron ayer al escribir su segundo apellido, que es López y no Fernández, como informaron a los medios en un principio, un error subsanado después.

Aunque nació igual que su hermano, en Monforte de Lemos en 1968 „lugar donde viven sus padres y del que también es su esposa, periodista de la Radio Galega en Madrid y con la que tiene dos hijos pequeños„, su vida está muy ligada a la capital española. En la Complutense se licenció en Ciencias Económicas y Empresariales, obtuvo el grado de doctor y allí ingresó en la Universidad CEU San Pablo en el año 1995.

Un año después llegaba precisamente a Madrid un joven funcionario de Os Peares para iniciar una carrera en el Gobierno de José María Aznar: Alberto Núñez Feijóo. El paso de los años situó a ambos como amigos, primero, y colaboradores después. Su relación es tan cercana que incluso han compartido una de las aficiones que Conde practica con su familia: viajar. Cada año, una escapada, si se puede, claro. Con él compartieron Feijóo y su expareja destinos como Ámsterdam.

Tan estrecha es su relación que no solo comparten sesiones de trabajo maratonianas en las que Conde asesora a Feijóo en temas económicos. Efecto de esas jornadas del que es desde 2009 asesor de su gabinete fueron los planes Impulsa para incentivar la actividad de las provincias del interior, menos dinámicas que las atlánticas.

Siempre en la sombra, educado y espigado, Conde es aficionado al deporte, pero poco puede practicarlo porque su escaso tiempo libre se lo dedica a sus dos vástagos. Eso sí, comparte con Feijóo y con Alfonso Rueda, nuevo vicepresidente de la Xunta, su afición por salir a correr.

El acceso de Conde a la primera línea no solo se entiende en clave personal de quien fue director del Aula de Estudios Europeos Robert Schuman y secretario del Instituto de Estudios Europeos hasta alcanzar el vicedecanato de la facultad de Económicas de la universidad CEU San Pablo entre 2002 y 2004, donde daba clase de Economía Aplicada, y donde también fue director de Relaciones Internacionales (2004-05) y vicerrector de Relaciones Internacionales (05-09). Su elección es un mensaje.

Feijóo es consciente de que la economía marcará el éxito o fracaso de su gestión, sobre todo tras prometer crecimiento en 2015, casi al final de la legislatura. Y frente al carácter volcánico de Javier Guerra ha apostado por alguien de los suyos, lo que supone una implicación personal en esta área.

El nuevo conselleiro, sin carné del PP, ya ha ido aumentando su importancia en la Xunta, pasando del proscenio a la escena principal. Y en dos situaciones determinantes para Feijóo. Su gestión, apuntan desde la Xunta, fue clave para lograr la firma del acuerdo estratégico de colaboración con Pemex, que se concretará, según el Ejecutivo, en unos contratos para astilleros privados y públicos de la comunidad. Feijóo incluso felicitó personalmente a su colaborador en el acto de firma público, retransmitido en directo por la TVG, situándolo a la altura de Guerra. El foco apuntaba ya a un hombre siempre en la penumbra. Guerra y el presidente acudieron después a visitar Brasil para lograr nuevos contactos en el sector naval. Con ellos viajaba otra persona: Paco Conde.

Feijóo ha fiado sus promesas a la derrota de la crisis con dos años de una "transición" que la oposición considera un eufemismo de recortes. Conde, con escasos recursos, deberá lidiar con un paro que bate récords, con 267.000 desempleados y varios asuntos atascados.

El sector eólico sigue a la espera de un despertar prometido en 2009 que ahora choca con sentencias judiciales y la anulación de las primas, y el naval, tras la solución al tax lease necesita carga de trabajo. Conde, además, deberá dotar de realidad financiera un fondo de crecimiento del que Feijóo apenas esbozó su intención, no las claves de cómo logrará sus metas. "Horas le echará como nadie, es hiperordenado y muy trabajador", dicen sus compañeros.