-Su libro parece llegar en un momento muy oportuno.

-Los acontecimientos le han dado mayor oportunidad, aunque ya era oportuno porque la Iglesia -la jerarquía eclesiástica, singularmente- está en una situación complicada. La dimisión del Papa solo refuerza su oportunidad.

-Benedicto XVI se va en profunda soledad, víctima de las luchas por el poder en la curia.

-Eso parece. Este Papa yo creo que ha tenido un pontificado relativamente modesto. No ha tenido el glamour que tuvo Juan Pablo II, que era un crack mediático, ni ha tenido la bondad de Juan XXIII, que fue tan popular y querido. Ha sido un papa relativamente gris pero además, como teólogo, ha venido a menos; tuvo cierta brillantez en la época del Vaticano II y luego se fue haciendo conservador y el paso por el poder vaticano y, sobre todo, por el Santo Oficio, lo ha hecho muy del aparato. Ha ganado mucha dignidad, precisamente, con la dimisión. Su desplante, su mutis, es lo que engrandece un poco su figura y salva algo su papado, que iba a pasar sin pena ni gloria.

-¿Entrará en la Historia solo por este mutis?

-Si algo va a quedar de Benedicto XVI es que renunció al papado, y debía de sentar un precedente. Los papas son gobernantes, y no hay que perder de vista que el Vaticano es una monarquía absoluta electiva que conserva los tres poderes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Un monarca de un Estado tan diminuto pero que es el líder de 1.200 millones de católicos sufre un desgaste muy grande en el ejercicio de su poder. Espero que siente precedente e incluso que se elija para un período determinado, no tiene que ser para toda la vida, es una magistratura más.

-Se ha dicho que era un papa de transición, dada su edad.

-Todos los papas son de transición por definición. Juan XXIII fue elegido muy mayor y de transición, nada, hizo una renovación tremenda de la Iglesia. Ser muy mayor no siempre quiere decir que vaya a ser muy conservador o que vaya a hacer solo una faena de aliño. Ha habido papas muy jóvenes que han esclerotizado por completo las estructuras.

-¿Toca ya un papa italiano?

-Solo una minoría de los 1.200 millones de católicos está en Europa y, sin embargo, la mayoría del colegio cardenalicio es europea, y el mayor grupo dentro de ella es el italiano, así que lo más probable es que los italianos tengan un poder determinante porque son la mayoría y son los que mejor conocen los mecanismos.

-Se cita como papable al cardenal de Milán, un ultracatólico de Comunión y Liberación.

-Un papa muy significado hacia el conservadurismo extremo, como puede ser el actual cardenal de Milán no conviene a la Iglesia, y no creo que sus colegas cometan ese error. Benedicto XVI es de centro derecha, conservador, moderado, a veces ha tomado algunas decisiones con excesiva cautela, y algunas de sus medidas han irritado a la extrema derecha cardenalicia. Ha intentado poner orden y ha sentado mal a quienes veían peligrar sus intereses. No creo que los cardenales elijan a un señor tan reaccionario como el arzobispo de Milán.

-La curia parece estar dominada por los halcones, que son los que han derrotado a Benedicto XVI.

-Los halcones hacen mucho ruido y crean muchos problemas pero no suelen llevarse el gato al agua. No creo que el ala radicalmente conservadora de la Iglesia vaya a imponer a un candidato ultra, a un jabalí, como dice este papa, que destroce aún más la viña del Señor.

-Su renuncia dejó a la vista que era espiado y se filtraban sus documentos y la dificultad de limpiar las finanzas vaticanas, como las de la época del banquero Calvi y del cardenal Marzinkus, un panorama propio la de la película de El Padrino.

-Pues en cierta manera, sí. El Vaticano es un mundo muy cerrado, no es democrático, no hay un prensa libre que lo cuestione y, encima es una monarquía absoluta: tiene todos los ingredientes para que se creen camarillas enfrentadas entre sí y para que fructifiquen todo tipo de malos comportamientos y de delitos. En el Vaticano debe haber de todo.

-El propio Papa denunció la existencia de delitos.

-Es que los ha habido y los debe seguir habiendo pero es un Estado independiente y la policía italiana no puede entrar allí. Si un papa muere al mes de ser elegido, no se le puede hacer una autopsia porque es un Estado soberano. Tiene todos los ingredientes para que florezcan comportamientos poco ejemplares. Este Papa debe de haber padecido estas miserias del Vaticano y las debe haber vivido muy malamente, y es probable que haya decidido renunciar s no solo porque se sienta mayor sino porque se sienta incapaz de enfrentarse a esas tradiciones malignas acumuladas desde hace tanto tiempo.