"Los alumnos han comprobado que ni es más difícil ni se suspende más sino que incluso les favorece a ellos", afirma el responsable de formación de la Federación de Autoescuelas de Galicia, Manuel Maceiras, sobre el nuevo examen del carné de conducir que se puso en marcha en las academias gallegas hace un mes. En estas semanas se han enfrentado a la prueba más de 8.000 personas en toda la comunidad y el número de aprobados se mantiene en la mitad, igual que con el modelo anterior. Maceiras avisa de que lo que ha variado es el índice de suspensos en la parte teórica entre los matriculados que no asisten a las clases con un repunte de 30% de matriculados que no superan el examen a la primera.

El vicepresidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas de A Coruña atribuye este aumento a las novedades del nuevo carné en este apartado. "Antes con la memorización de 800 preguntas se podía aprobar pero ahora la batería de cuestiones llega hasta las 15.000 y es imposible pasar el examen sin las explicaciones del profesor", explica Maceiras, quien cree que este cambio es positivo porque el alumno interioriza mejor los contenidos y por lo tanto sale más formado para enfrentarse a los peligros que pueden surgir en la carretera cuando vaya solo al volante.

En la prueba práctica antes de empezar a conducir los examinados tiene que comprobar que el vehículo está en condiciones óptimas para circular comprobando la presión de los neumáticos o con la medición del nivel del aceite y el refrigerador. Algunos de los primerizos que estrenaron el nuevo examen impuesto a finales del mes pasado por una directiva de la Unión Europea no podían creerse que el examinador le pidiese tareas de ese tipo. Manuel Maceiras se ríe al recordar uno de los alumnos que ante la orden de que revisasen algunos chivatos del automóvil creyó que le estaban gastando una broma.

Para el representante de las academias de conducir gallegas la mayor exigencia en cuestiones de mecánica también es positiva porque sirve para que el futuro conductor "se acostumbre" a esta rutina y tenga luego siempre a punto su vehículo o sepa solucionar con soltura y sin miedo cualquier incidencia. Quiere lanzar también un mensaje de tranquilidad a los que estén pensando en sacarse el carné en los próximos meses y les aclara que todas las acciones que pueden demandarles durante el examen las trabajarán antes en la autoescuela. Una vez superada la parte teórica con sus múltiples posibles preguntas y saber tener a punto el automóvil antes de coger el volante, la tercera y última novedad del nuevo carné pondrá a prueba la autonomía del alumno a la hora de manejar un turismo.

En los diez primeros minutos de los 25 que suele durar el recorrido el examinador da un punto de referencia al examinado y éste debe llegar a ese destino sin ninguna indicación más que la señalización de la vía. Maceiras aclara que al contrario de lo que puede parecer, los aspirantes a conductores noveles en lugar de ponerse más nerviosos pierden miedo en esta fase y ganan confianza.

"Pueden ir por donde ellos quieran y nadie les atosiga ni les da indicaciones a cada instante. Solo les dicen que circulen y así van tranquilos y a su aire", señala. Los que se han examinado alguna vez desde el 21 de enero ya han comprobado que "es más fácil" y han corrido la voz, lo que ha servido para que los que llegan ahora vengan "con menos miedos".

Marcar un punto de referencia puede dar lugar a situaciones "cómicas" si quien conduce no sabe cómo llegar al destino como le ocurrió a un alumno a quien le pidieron ir a la Torre de Hércules y acabó en Puente Pasaje. "Pese a lo divertido de la anécdota no tuvo problema para aprobar porque no cometió ningún error", recuerda el vicepresidente de las autoescuelas de A Coruña. En el examen práctico hay que tener un comportamiento que declare a la persona que realiza la prueba apto para la conducción tanto durante estos diez primeros minutos como en los 15 restantes donde el examinador vuelve a tomar las riendas y a indicar todos los pasos que se deben dar.

Cuando se trató la implantación de este modelo, desde la Dirección General de Tráfico se planteó la posibilidad de que los conductores veteranos tuvieran que someterse a una reválida para actualizar sus conocimientos. Manuel Maceiras también comparte esta postura debido a que el 60% de los conductores que tienen carné desde hace más de una década no se conocen los cambios en la señalización de los últimos años. Por eso apoya que cada vez que a este colectivo le toque renovar el carné se les exija acudir a un curso obligatorio donde los formadores tengan la oportunidad de mostrarles los contenidos que necesitan aprender. No es partidario de que además del curso demuestren sus competencias en un examen y cree que con una jornada formativa de unas cuatro horas sería "suficiente".