En las tierras lucenses de A Pontenova se encuentra uno de los espacios naturales más hermosos de la provincia, la Fraga das Reigadas, declarada Reserva de la Biosfera y muy próxima a un conjunto etnográfico único, la Ferrería de Bogo, fundada en el año 1534 por el hidalgo Pedro de Miranda para el aprovechamiento de las riquezas férricas de sus tierras a partir de la fuerza del río Reigadas. La propia parroquia de San Pedro de Bogo está llena de encanto, con construcciones escalonadas adaptadas al terreno y realizadas en piedra y pizarra.

Permite hermosas vistas del entorno tanto en lo alto de la aldea como desde la iglesia, auténtico mirador de esta fraga de leyenda. De planta rectangular, de la fachada principal destaca la torre que da acceso al templo por medio de tres arcos apuntados, con un hermoso campanario pétreo. El cuerpo superior está coronado por una cúpula también apuntada.

Siglos de metal

Cuando el bosque se viste con hojas apenas deja pasar la luz en este paraje natural excepcional. Siguiendo ladera abajo, alimentada por la fuerza del río Reigadas aparece la Ferrería de Bogo, en activo desde su fundación en 1534 hasta finales del siglo XVIII, cuando se detuvo a causa de un incendio.

El conjunto comprende un pequeño embalse, una cascada, el canal de alimentación, un molino artesanal, la fragua con mazo y fuelles y una central eléctrica. El tamaño de las edificaciones, incluida la casa de los ferreiros, atestigua la importancia que tuvo en tiempos la factoría. El entorno está restaurado hace años, aunque nunca se ha conseguido abrirlo al turismo.