Una sentencia les condenó a prisión pero aunque todavía no han terminado de cumplir la pena ya no tienen que vivir entre rejas. Un total de 152 presos en Galicia disfrutan en la actualidad del régimen de semilibertad: están en tercer grado pero no tienen que volver a dormir a la cárcel ya que el centro penitenciario les tiene localizados a través de un dispositivo electrónico. Se trata de reclusos que han demostrado su capacidad de reinsertarse, por lo que la junta de tratamiento del penal informa favorablemente al control telemático. Esto les permite cumplir desde sus casas lo que les resta de condena, que dependiendo de la gravedad del delito pueden estar desde meses hasta años con la pulsera o tobillera electrónica. En las prisiones gallegas, cerca del 40% de los internos que están en tercer grado disfruta de este sistema de vigilancia, aunque apenas suponen el 4% de la población reclusa total.

Según informan desde los propios penales en la comunidad -Instituciones Penitenciarias eludió facilitar datos sobre los internos con vigilancia telemática-, en los últimos años se ha "flexibilizado" la concesión de los terceros grados y de los regímenes de semilibertad. "Antes los controles eran más rígidos, los casos de presos con pulseras telemáticas eran excepcionales. Ahora se busca potenciar el tercer grado y la vigilancia electrónica", apuntan desde uno de los centros penitenciarios en Galicia.

En la prisión pontevedresa de A Lama, 65 de los 150 reclusos en tercer grado pasan la noche en su casa controlados con el dispositivo electrónico desde el centro penitenciario. En el Centro de Inserción Social (CIS) de A Coruña, están en régimen de semilibertad 45 de los 160 internos en tercer grado. Las 42 concesiones restantes del dispositivo de control en Galicia se dieron en las cárceles de Bonxe (12) y Pereiro de Aguiar (30). En la mayoría de los casos, la concesión de estas pulseras o tobilleras electrónicas suele ser el paso previo a la libertad condicional, la última fase del tercer grado. Esta clasificación permite limitar el tiempo que el recluso ha de pasar en prisión, concediendo permisos semanales o salidas diarias para ir a trabajar pero con la obligación de ir a dormir a prisión. Pero la utilización de los dispositivos de control telemático lo que evita precisamente es que el preso tenga que ir a dormir al penal, y para ello deben estar ocho horas conectados al sistema de localización.

Por lo general suele activarse por la noche aunque se adapta al horario laboral del interno. Es decir, si el recluso trabaja en horario nocturno, el sistema puede activarse por la mañana esas horas. Los internos en régimen de semilibertad se pueden quitar el dispositivo de control los fines de semana y durante los 48 días al año de permiso a los que tienen derecho los reclusos en tercer grado.

La televigilancia consiste en una pulsera o tobillera que emite una señal a un sistema electrónico conectado por teléfono a la cárcel y a Instituciones Penitenciarias. El sistema está en el teléfono del domicilio del recluso y tiene un radio de acción de modo que solo recibe la señal del dispositivo telemático si el recluso está en casa. Con el dispositivo telemático, con un tamaño que favorece su camuflaje, 152 presos en Galicia pueden salir a trabajar y, en lugar de regresar a dormir a prisión, pueden hacerlo en sus casas.