El rumbo que debía tomar el Prestige tras su accidente frente a las costas gallegas el 13 de noviembre de 2002 ha sido el tema central en las últimas semanas en el macrojuicio que se celebra en A Coruña sobre la catástrofe ambiental. Muchos de los expertos criticaron el rumbo noroeste del petrolero para alejarse de Galicia y en su momento esa fue también una de las quejas que el Gobierno francés hizo llegar a las autoridades españolas para que cambiase la trayectoria que llevaba el buque hacia aguas de Francia.

El excomisario de la Marina Nacional Francesa en la ciudad de Brest Guillaume Lambert confirmó ayer en el juicio que Francia trasladó por fax al Ejecutivo español su preocupación por el rumbo del Prestige después del siniestro, pero añadió que no obtuvieron respuesta oficial a sus quejas. No obstante, Lambert explicó que sus demandas sí que se tuvieron en cuenta ya que dos días después del accidente, el petrolero cambió su ruta y comenzó a navegar hacia el sur. La misma petición que Francia la había hecho también el capitán el buque, Apostolos Mangouras.

En el fax, según declaró, se advertía de que conducir el buque al noroeste le llevaba a unas condiciones meteorológicas malas, aunque las previsiones eran precisamente una de las razones para alejarlo de Galicia. El excomisario, que declaró ayer como testigo a petición de la Fiscalía y el Consejo General de Bretaña, afirmó que las autoridades marítimas españolas no comunicaron al país galo que el buque estuviese en peligro "inminente" de hundimiento, pero sí que la preocupación de España era mantenerlo lejos de las costas por riesgo de contaminación. Lambert viajó hasta A Coruña un día más tarde del accidente y también cuando se produjo el hundimiento, esta vez en condición de enlace de Francia en el Plan Vizcaya, la hoja de ruta para la coordinación de ambos países en casos como el Prestige. Declaró que desde el primer momento Francia envió los medios anticontaminación que tenía disponibles para paliar las consecuencias de la catástrofe y descartó que el Estado francés hubiera podido responder si España hubiese pedido más. Pese a no compartir la decisión de Fomento de poner el Prestige rumbo noroeste, dijo no tener la sensación de que por parte del Gobierno español se intentase ocultar información sobre la gestión del desastre. Y destacó la implicación de los representantes de las autoridades en las reuniones que participó para abordar cómo solventar las consecuencias de la marea que tiñó de negro unos 3.000 kilómetros desde la desembocadura del Miño hasta el litoral francés.

Un representante del sindicato Vigipol que agrupa a 109 municipios de la Bretaña francesa también declaró ayer en el juicio y cifró en más de 3.000 las toneladas de petróleo que llegaron a las costas de Francia. "Entre mayo y noviembre de 2003 hubo bolillas y placas de fuel", afirmó. Peritos que declararon estos días aseguraron además que del buque salían a diario 120 toneladas de fuel y que llegaron a la costa gallega 7.000 toneladas del total de 25.000 vertidos.

El tribunal del caso Prestige analiza desde el pasado mes de febrero las pruebas encargadas por las distintas partes personadas en la causa. El Ministerio fiscal reclama por la marea negra provocada por el viejo monocasto indemnizaciones por los daños que suman 4.400 millones de euros.