Un siglo después, se removería ante los vientos que soplan y no daría crédito a los cambios que se imponen. María Barbeito (A Coruña 1880-1970), introductora en Galicia del método pedagógico Montessori y seguidora de la escuela activa de Decroly y de la filosofía de la Institución Libre de Enseñanza, representa no solo todo lo que cercenó la República sino mucho de lo que hoy vemos desaparecer en el ámbito escolar, la justicia o el bienestar social.

Renovadora de la pedagogía en Galicia, María Barbeito fue discípula y devota seguidora de la penalista Concepción Arenal y amiga de la educadora María de Maeztu, a la que tuvo el honor de recibir en A Coruña.

Defendió la existencia de una escuela única y pública, promovió la coeducación de ambos sexos, introdujo la música y la gimnasia rítmica en la enseñanza, puso en marcha comedores, roperos y colonias escolares y escribió a favor de la presencia de la lengua gallega en la escuela.

Notable escritora y denodada defensora de los derechos de la mujer, perteneció a la Real Academia Galega y al Instituto de Estudios Galegos.

Tras acabar Magisterio en 1901, obtuvo el número uno en la oposición y fue destinada a la Escuela Nacional da Guarda, que después dirigiría. Fue uno de los diez primeros inspectores maestros que se crearon en España en la República.

Su talante progresista le costó una campaña de difamación en la prensa en los años diez del pasado siglo y en 1936, el régimen de Franco acabó con su carrera: fue depurada y destituida de todos sus cargos y en 1941 fue sometida a la jubilación forzosa. A partir de entonces, se dedicó a la escritura y a traducir a escritores franceses.

Estando en activo, predicó con el ejemplo y llevó a la escuela pública a sus dos hijos -Isabel Martínez Barbeito y Morás, que luego sería archivera y directora de la Biblioteca Municipal coruñesa, y a Carlos, destacado escritor y ensayista-.

Llevada por su marcado sentido de la justicia social -alejado de la idea de beneficencia-, fundó instituciones asistenciales como El niño descalzo o el Comedor y ropero Da Guarda y participó en la dirección de las Colonias Escolares para Niños Pretuberculosos, Cantinas Escolares Concepción Arenal, Junta de protección de la infancia, Gota de leche, la Casa Cuna y el Tribunal Tutelar de Menores. Fue la primera directora de la Asociación Concepción Arenal para la Protección y Rehabilitación del Preso.

Becada por la Junta de Ampliación de Estudios en 1935, viajó por Europa para conocer las escuelas más avanzadas de distintos países y traer aquí sus aires renovadores.

Instituyó en 1912 la Fiesta de la Flor con el fin de recaudar fondos para la lucha contra la tuberculosis, entonces muy extendida. Niños y jóvenes repartían flores por la calle a cambio de una donación. Fue tal el éxito que la reina Victoria Eugenia apadrinó la iniciativa y se declaró fiesta oficial. Era el nacimiento de las cuestaciones benéficas.

Fue asidua colaboradora de la prensa española y extranjera, en la que publicaba artículos de actualidad sobre los asuntos de su interés: la educación, la justicia o el bienestar social, que también fueron objeto de varios de sus libros: Niños y educadores, Mejor ambiente educativo, Países y escuelas o Concepción Arenal. Breviario humano.

Preocupada por la situación de la mujer, publicó Más equidad o Las mujeres, antes, ahora y después, el texto de una conferencia que dictó en la Agrupación Republicana Femenina coruñesa en 1934, cuyos avanzados postulados le valdrían una sanción en 1936. "Una selecta mentalidad del feminismo gallego", decía de ella el escrito acusatorio.

La traducción fue uno de sus refugios cuando vio su carrera truncada. Alentada por sus hijos, tradujo, entre otras obras, Le livre de ma vie (El libro de mi vida), de la condesa de Noailles, cuya singular y atractiva figura literaria analizó en Prólogo.