Un pionero del activismo musical

Pianista, violinista, compositor, profesor y empresario, Canuto Berea, una figura fundamental en la difusición de la música gallega, tuvo la primera tienda de instrumentos musicales de Galicia

Cartel anunciador de la tienda musical de Canuto Berea.

Cartel anunciador de la tienda musical de Canuto Berea.

Isabel Bugallal | A Coruña

El nombre de Canuto Berea está ligado al primer establecimiento de instrumentos musicales de Galicia. Fundado en 1836 en A Coruña, permaneció abierto hasta 1987. Padre e hijo -del mismo nombre- comparten el mérito de haber sido auténticos pioneros del activismo musical. Si el padre implantó el primer almacén de instrumentos, el hijo -intérprete, compositor, docente y gran impulsor de la música gallega- supo aprovechar el ambiente en el que creció y llegó a convertir el negocio en un verdadero foco de la cultura musical de la época.

El primer Canuto Berea, nacido en Zaragoza en 1810, había llegado a finales de los años veinte a A Coruña, donde abrió un establecimiento, en Riego de Agua, dedicado a la venta de pianos y otros instrumentos de música. Pronto se convirtió, además, en uno de los principales empresarios teatrales de la ciudad, que por aquellos años -los cuarenta del siglo XIX- eran el Coliseo, en la calle de la Franja, y el Principal, en donde hoy se alza la iglesia de San Jorge. Murió con poco más de 40 años y dejó herederos del negocio a sus siete hijos.

Con 17 años cumplidos, en 1852, el primogénito, Canuto Berea Rodríguez, tomó las riendas del negocio paterno y le dio un gran impulso. Trasladó la tienda al número 38 de la calle Real, aumentó la oferta con la edición de libros y partituras -en diez años llegó a editar 30.000 títulos-, creó un taller donde se construían y reparaban otros instrumentos y se valió sin complejos de la publicidad para prodigarse en periódicos y revistas.

"Gran almacén. Música, pianos, órganos expresivos e instrumentos para orquestas de cuerda y banda militar, de Don Canuto Berea, Real, núm, 38. Coruña", insertaba el 30 de julio de 1831 el periódico El Telegrama.

"Pianos verticales y oblicuos españoles y extranjeros de Erard, Playel Bond y de otras acreditadas fábricas, desde 2.400 reales en adelante", seguía la profusa publicidad de Berea, que, además de ofrecer venta a plazos y tres años de garantía, se anunciaba como "único depósito de pianos construidos expresamente para el clima de Galicia y Asturias de la sin rival fábrica de Bernareggi Gassó y Compañía", premiada en la Exposición Universal de París de 1978.

Además de empresario, Canuto Berea Rodríguez (1836-1891) fue director de orquesta, violinista, profesor y compositor. Entre sus piezas destaca la muiñeira sinfónica La Alfonsina, dedicada al príncipe don Alfonso y distinguida con la Cruz de Carlos III; la zarzuela La luna de hiel, una serie de melodías gallegas como la titulada Un suspiro; composiciones con motivo de la visita a la ciudad de Isabel II y Alfonso XII y un himno de Galicia.

Amigo del compositor Marcial del Adalid, está considerado como uno de los precursores del orfeonismo en Galicia, junto a los músicos Juan Castro Chané y Pascual Veiga. Con ellos y con Juan Montes propagó el folclore de Galicia por España, Portugal y América, en cuyos países dio conciertos como pianista, violinista o director de orquesta.

Presidió la Academia de Bellas Artes de A Coruña y su labor fue reconocida más allá de Galicia con el nombramiento de académico de Bellas Artes de San Fernando.

Sin embargo, su tarea no se ciñó a la actividad musical. Canuto Berea llegó a ser todo un prohombre de su generación. No solo fue alcalde y concejal de A Coruña sino que ocupó muchos otros cargos: fue presidente de la Reunión Recreativa e Instructiva de Artesanos, administrador y consejero del Banco de España y del Crédito Gallego, vocal de la Junta de Obras del Puerto, director de la sección mercantil de la Cámara de comercio y miembro de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos.

La contribución de Canuto Berea a la música gallega ha sido fundamental, como refleja su legado, depositado actualmente en la Diputación de A Coruña, que lo adquirió: miles de partituras impresas, un importante número de libros y manuscritos musicales, correspondencia, catálogos, carteles, programas y documentación comercial del establecimiento, desde la fundación hasta 1987, año en que, después de pasar por distintos propietarios vinculados a la familia, cerró para siempre sus puertas en la esquina de la calle Real con la estrecha calle que lleva su nombre y se prolonga hasta la Galera. Sin embargo, es curioso que, a pesar de la inmensa aportación de Canuto Berea en el ámbito musical, la placa de la calle lo recuerde como alcalde.

Tracking Pixel Contents