"Yo tomaba las decisiones, no necesitaba aprobación posterior". Así reconoció durante el juicio López-Sors la decisión de alejar el Prestige de la costa, exculpando así de cualquier responsabilidad al máximo responsable de su departamento, Francisco Álvarez-Cascos. El exdirector de la Marina Mercante culpó del "rumbo errático" del barco a los salvadores y reconoció que si finalmente lo hubiera llevado a Corcubión o a otra ría, opción que descartó por los "inconvenientes" que presentaba, "estaría en la cárcel con Mangouras".

El jefe de máquinas del Prestige defendió el buen estado del barco antes de la avería y atribuyó el accidente a "una ola gigante". "Todo estaba en orden",alegó Nikolaos Argyropoulos al ser preguntado por las deficiencias del petrolero. Sí reconoció la avería en una de las calderas, pero negó que afectasen "la seguridad o al funcionamiento" del buque y aclaró que "se podía aislar y trabajar con la otra", ya que las deficiencias del buque en las que se basaron las distintas acusaciones personadas en la causa "no eran así" (de graves).