La fractura en Anova amenaza el futuro de la exitosa coalición que mantiene con Esquerda Unida (EU) y que permitió a Alternativa Galega de Esquerda (AGE) debutar con nueve escaños en las autonómicas de hace catorce meses. El debate interno en la formación de Xosé Manuel Beiras inquieta a sus socios, que alertan de que no concurrir de la mano a los comicios europeos del 25 de mayo dificultará su futuro, a pesar de que "no significará el fin de AGE".

El número dos de Esquerda Unida, Rubén Pérez, reconoce los problemas internos de la alianza, si bien rechaza opinar sobre la crisis de Anova, escenificada con la dimisión del coordinador nacional y hasta hace poco delfín de Beiras, Martiño Noriega, así como de otros cuatro dirigentes de la cúpula. "Está claro que la alianza se diluiría si no se reedita el frente común. Ninguna de las dos formaciones (aunque en AGE también participan Ecosocialistas y Equo) conseguiría el resultado que conseguimos por separado (200.000 votos). La gente votó una expectativa de proyecto, aunque no estuviese definido al 100%. Ahora toca hacerlo", explica antes de exigir "evitar que la gente vea que AGE se mueve por intereses personales" de cada parte.

Precisamente este punto es el que ha fracturado Anova, una amalgama de siglas con el denominador común de la carismática figura de Beiras, incapaz de momento de hallar un punto de encuentro entre el sector proclive a profundizar en la alianza con EU, personificado por Martiño Noriega, y el que propone mantener mayor libertad de acción incluso apostando por una alianza con el BNG para las europeas sin contar con EU, que abandera el entorno de Beiras. La decisión sobre el rumbo a tomar se tomará en un referéndum entre la militancia de Anova en enero tras una conferencia política y el debate en las localidades, según fuentes de la formación, lo que servirá de termómetro para medir su brecha interna.

Pérez relativiza los riesgos de la situación actual y cree que "si no hay acuerdo para las europeas no significará el fin de AGE, mucha gente apoya reeditarlo en las municipales", si bien esa separación abriría un sima de confianza en la iniciática relación que mantienen EU y Anova. En este punto, el número dos de Esquerda Unida pide escuchar a las bases y a la población. "Si las decisiones de AGE dependen solo de arriba, tenemos un problema. Donde mejor ha funcionado el trabajo ha sido por abajo", alerta antes de espetar, "la población no espera cuestiones internas tácticas, sino una fuerza que rompa el sistema".

Entre líneas, la mano derecha orgánica de la coordinadora xeral de EU, Yolanda Díaz, pide a los componentes de AGE "responsabilidad en los momentos duros" antes de destacar el aspecto "positivo" del debate interno de Anova. "Están buscando referentes y valoramos que realicen un debate interno cuando tenemos las mejores perspectivas electorales y no esperar a los malos momentos como suele suceder", matiza el dirigente. Finalmente, confía en lanzar una candidatura única de la izquierda rupturista, algo con lo que Beiras no parece muy de acuerdo, pues sopesa invitar a EU a un frente con Bildu y otras fuerzas al margen de Izquierda Unida, una opción improbable para la formación de Díaz. Mientras tanto, la opción de coaligarse con el Bloque se va diluyendo si es que alguna vez tuvo visos reales de prosperar.

Pérez, por si acaso, trata de seducir a sus socios en el Parlamento autonómico para reeditar experimento y llevar su mensaje "rupturista" a la Unión Europea. "Si lo hicimos en Galicia, parece más fácil lograrlo ahora para las europeas", finaliza. La decisión es ahora de Anova.