La costa española está vigilada por un sistema de boyas que, en su mayoría, dependen de Puertos del Estado. Las de cabo Silleiro, cabo Vilán y Estaca de Bares forman parte de la red de aguas profundas, mientras que en la costa se halla la ubicada en punta Langosteira.

La boya va anclada al fondo y asegurada con un peso. En el medio lleva unos flotadores para mantenerla vertical. En el disco que flota en la superficie del agua se localizan el sensor de oleaje, procesadores, baterías y placas solares, mientras que a tres metros de altura se sitúan los aparatos que miden las condiciones atmosféricas y, a tres metros de profundidad, los que analizan la temperatura del agua, su salinidad o las corrientes.