Inspectores de Medio Ambiente peinan desde el pasado mes de marzo los centros de restauración en Galicia para descubrir a empresas o particulares que recogen el aceite usado de estos locales de forma irregular e incluso puedan haber utilizado el negocio del reciclaje de residuos vegetales para blanquear capitales. La investigación por parte de la Xunta, adelantada ayer por este periódico y que comenzó a finales del año pasado tras las denuncias del sector por la mala gestión y la intromisión de compañías no autorizadas para la recogida, transporte y gestión de aceite usado, se centra en la ciudad de A Coruña y su área metropolitana. Las indagaciones realizadas hasta el momento ya han dado sus frutos: a cuatro empresas se les ha abierto expediente sancionador y se les ha paralizado su actividad, según confirmó ayer la Consellería de Medio Ambiente. Además, a los hosteleros se les informa de la ilegalidad que supone la entrega de estos residuos a empresas piratas o personas no autorizadas y se les explica cómo acceder al listado de firmas así como se les advierte de la obligación de tener un albarán de entrega del residuo.

En tan solo un mes, la Secretaría Xeral del Calidade e Avaliación Ambiental, en colaboración con la policía autonómica, llevó a cabo unas 200 inspecciones en centros de restauración colectiva -restaurantes, comedores escolares, centro de la tercera edad, comedores sociales, centros comerciales donde sirven comidas y locales de comida rápida- y diez empresas que transportan o gestionan residuos de aceites usados, según detalló ayer la Consellería de Medio Ambiente.

Las inspecciones realizadas desde el 1 de marzo han sacado a la luz prácticas irregulares ya que algunas de las empresas en el punto de mira de la Xunta carecen de autorización para realizar la actividad que están llevando a cabo. Pese a que algunos de los transportistas cuentan con permiso para recoger los residuos de aceites vegetales también se dedican al almacenamiento o valorización de estos productos pese a no tener autorización para este tipo de actividades. Además la Consellería de Medio Ambiente también constató que algunas de las empresas investigadas llevan los residuos recogidos a Portugal o otras comunidades, como Cataluña, sin contar con la preceptiva autorización.

Las inspecciones realizadas por la Xunta se llevaron a cabo de forma aleatoria aunque priorizando las áreas de concentración de mayor actividad hostelera. Los controles se limitan a centros de restauración colectiva, quedando por tanto excluidas las zonas de depósito de aceites usados que hay en las ciudades así como los puntos limpios.

Desde el sector del reciclaje de aceites vegetales advirtieron a este periódico -tal y como avanzó ayer- que de las más de 20 empresas y autónomos que recogen aceito en los restaurantes y bares de la comunidad, una quincena carecen de alta de actividad comercial e incluso pagan el producto en efectivo a hosteleros y también a particulares, sin ningún tipo de factura. La omisión de los recibos les permite alegar a Hacienda que el residuo vegetal se obtiene de forma gratuita cuando en realidad paga por el bidón de 50 litros entre 5 y 20 euros, dependiendo de la empresa, y así vender el producto sin factura a refinerías de biodiésel. Esta operación de blanqueo podría rondar los dos millones de euros al año en Galicia, según fuentes de la investigación.