Hace siete días los partidos en Galicia no descorcharon el champán. El resultado de las elecciones europeas, incluido el ganador, no fue bueno para ninguno. El 25-M ha supuesto un serio correctivo para las cuatro fuerzas con implantación autonómica, eso sí para unos más que para otros.

EPP gallego. La noche electoral, el líder del PP gallego tardó en salir a dar su valoración y ésta sorprendió. Aunque el rostro de Alberto Núñez Feijóo reflejaba el disgusto con los resultados, en su discurso echó balones fuera. El PP gallego perdía 216.000 votos y 15 puntos con respecto a 2009, el segundo peor resultado en unas europeas desde 1989, el Prestige no hizo en su momento tanto daño. En 2004, los populares se hacían con el 47,7% de los votos, hace una semana con el 35,1%. Feijóo se agarró a que el PP gallego continúa como la fuerza más votada de la comunidad y la excusa para el retroceso fue que los votantes del PP "no acudieron a las urnas" por ser unos comicios europeos. Hubo que esperar cuatro días para que públicamente hiciese autocrítica. El primer análisis realista ya lo hizo 24 horas después, en el comité de dirección del PP gallego cuando a puerta cerrada advirtió a los suyos de que la corrupción había pesado en el resultado. Su número dos salía a la palestra y reconocía que había que "cambiar cosas" porque el domingo no hubo un buen resultado. ¿Cuáles son los cambios? No se saben aún, pero hay ya quien ve significativa la frialdad con el regidor de O Porriño, imputado en una causa por prevaricación, tráfico de influencias y malversación de fondos públicos. ¿Por qué se encendieron las alarmas? Porque interpretan que fieles del PP gallego se quedaron en casa como castigo por los recortes pero también por la corrupción que salpica a los suyos. "La Pokemon nos ha hecho mucho daño. La gente lo está pasando mal y ve a políticos que enchufan a los suyos y reciben regalos por favorecer a unas empresas", confiesa un dirigente popular. La traspolación del 25-M a unas elecciones autonómicas quitaría la mayoría absoluta a los populares en O Hórreo. Pero antes, el próximo año, hay elecciones municipales, y el panorama también es desolador. Perdería las tres ciudades en que gobierna: A Coruña, Ferrol y Santiago. Los peores resultados del PP gallego se registran precisamente en A Coruña y Santiago, donde sus gobiernos están implicados en la Pokemon. Veinte y 17 puntos respecto a 2009. No olvidan tampoco que hubo "un evidente corrimiento de votos hacia la izquierda". La suma de las fuerzas de la izquierda supera en 130.000 papeletas a la derecha. Que algo no anda bien en el PP gallego se confirma con las primeras críticas al estratega electoral, Alfonso Rueda. No es el partido en el poder una organización que airee sus cuitas internas. En todo caso, ya hay quien lo disculpa: "El diseño lo hizo Madrid. Querían una campaña plana y tuvieron un resultado plano. Ganamos pero nada más. ¿Era lo que querían no?". También hay quien hace suya la frase de Feijóo ("hagamos autocrítica a tiempo, desde la victoria"), pero desde un tono optimista: "Hasta ahora para evitar el rescate de España tuvimos que hacer muchas cosas que no queríamos hacer, pero bajaremos los impuestos" y la economía nos permitirá recuperar posiciones electorales.

EPSdeG. El PSdeG tampoco puede tirar cohetes. Besteiro, en la noche electoral vio el vaso medio lleno, igual que Feijóo. En vez de poner el acento en que perdió 14 puntos y 184.000 votos con respecto a las últimas europeas, destacó el giro de Galicia hacia la izquierda y que el PSdeG subió algo más de un punto con respecto a las últimas autonómicas, cuando el responsable del PSOE gallego, era otro, Pachi Vázquez. Es cierto que el PP gallego flojea, pero el PSdeG no es capaz de obtener rédito de ello. Sumido en una crisis de partido a nivel estatal, y pendiente de elegir nuevo líder, el PSOE ve como fuerzas más de izquierda, más rebeldes y antisistema beben en su caladero de votos. Se desinfla como alternativa diluido entre AGE, Podemos y BNG que le pueden marcar la pauta, ya en las elecciones municipales. El voto progresista se divide y desde AGE lanzan el órdago de construir una alternativa sin contar con la segunda fuerza de Galicia. Igual que el PP, el mayor desgaste lo sufre donde está más tocado por la corrupción. En la ciudad de Ourense ha perdido el 25,93% de sus votos con respecto a 2009. Quizás el moderado optimismo exhibido por la dirección del PSOE gallego es porque llegaron a temer el sorpasso de los de Beiras, y ser relegados a tercera fuerza. Al final consiguieron mantener la segunda plaza y "consolidarse" como dijo Besteiro como alternativa, pero fue gracias a la irrupción de Podemos, que dividió el voto de AGE. La aritmética no deja en buen lugar al PSOE porque si en 2009 sumaba 284.461 votos más que BNG e IU, el pasado domingo el resto de las fuerzas de izquierda le pasaron por encima. Casi 61.000 papeletas más recogieron AGE, Podemos y BNG que el PSdeG. El gran reto está en las locales de 2015 y Besteiro, que acaba de cumplir medio año al frente del PSdeG, debe ponerse las pilas porque la elección de cabezas de cartel puede desatar tensiones internas.

EAGE. La alianza de Izquierda Unida y Anova perdió 94.669 votos con respecto a los comicios autonómicos de 2012, cuando la coalición se estrenó con éxito en las urnas e irrumpió en el Parlamento gallego como tercera fuerza. Significa una merma del 47% de las papeletas. Esta fue su derrota, pero es cierto que Beiras y Yolanda Díaz han situado a la histórica sindicalista Lidia Senra en Bruselas. Ése fue su éxito. El BNG tendrá a Ana Miranda 18 meses, pues compartirá escaño con Bildu, pero Senra tiene un escaño para ella sola, es decir un altavoz durante cinco años con el que competir con Francisco Millán Mon, aunque lo cierto es que el eurodiputado popular no juega en la liga gallega, y con el socialista José Blanco. ¿Cómo una fuerza que acaba de estrenarse con éxito hace dos años puede perder tal caudal de votos? Por errores internos y por Podemos. Las tensiones de AGE, sobre todo en el seno de Anova, entre los partidarios de sellar la alianza con IU, y los más nacionalistas a quien no les convence jugar a los dictados de una fuerza de Madrid, le han pasado factura. Se presentaron como una fuerza antisistema, pero terminaron protagonizando una trifulca por un escaño, ahora en manos de una exmilitante de IU que se ha pasado al Grupo Mixto. La puntilla la puso Podemos, una formación que en Galicia captó 84.000 papeletas y que compite por el mismo caladero de votos que AGE: el de la izquierda más radical y descontenta con el sistema tradicional de partidos. La paradoja es que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, asesoró a AGE en su nacimiento y se convenció del éxito de una opción similar a nivel estatal a la vista de los resultados electorales de sus clientes gallegos en 2012. Estos últimos ya tienden puentes con ellos de cara a las locales. Beiras ya había barajado una alianza amplia de fuerzas de izquierda, incluida Podemos, para el 25-M, pero a IU le disgustaba la idea, y se descartó.

EBNG. La formación frentista, que llegó a ser la segunda fuerza de Galicia, vuelve a salir tocada y hundida de una cita electoral. En 2012, AGE, con su exlíder al frente, Xosé Manuel Beiras, le pasaba por delante, y ahora Podemos, una fuerza estatal le ha robado en la cara el voto joven del que siempre presumía el Bloque, y la ha desplazado a la quinta plaza de la escena gallega. Cuantitativamente la derrota es menor: Casi 24.000 papeletas menos, un punto menos que hace cinco años. Las pérdidas porcentuales de PP y PSOE son mayores y así el portavoz nacional del BNG, Xavier Vence, que barajaba bajar de los 60.000 votos y consiguió 79.732, se atrevió considerar "fantástico" y "satisfactorio" el resultado la noche del 25-M. Sus colaboradores matizaban luego su discurso. Tenía que insuflar ánimos a los suyos, que veían que años de lucha pasan desapercibidos ante el electorado a favor de, primero AGE y ahora Podemos, dos fuerzas que ellos tildan de "volátiles" y que atacan al BNG en el corazón de su potenciales votantes. Desde que la formación frentista tocó poder en la Xunta, ya no es vista como una fuerza rebelde sino como parte del sistema, un sistema responsable de la crisis que vive el país. Ese es su drama, pero no él único, la escisión de los de Beiras y de Compromiso, y la coalición con Bildu, opción aprovehada por el PP gallego para atacar hasta la saciedad al Bloque, engordan su crisis interna.