La Xunta ha decidido retirar el corsé horario a los empleados que soliciten trabajar desde sus casas, una opción que podrá beneficiar a 2.640 de sus más de 86.000 empleados y que de momento apenas han solicitado 28. El Ejecutivo eliminará de las instrucciones que desarrollan la orden aprobada en diciembre la obligación de fichar a quienes opten por el teletrabajo.

En un primer momento, se permitiría a cierto grupo de empleados trabajar desde su domicilio, siempre que se tratase de puestos dedicados a elaborar informes, estudios, análisis de proyectos, diseño o gestión de sistemas informáticos o traducciones, pero se les imponía el mismo horario que al resto: de 07.45 horas a 15.15 horas con una jornada diaria de siete horas y media, o bien de 09.00 a 14.30 para quienes eligiesen el horario flexible que permite recuperar tiempo a lo largo de la tarde para ajustar la jornada a las necesidades familiares de cada caso.

Las primeras instrucciones de abril molestaron a los sindicatos, que censuraron que esa imposición invalidaba el espíritu central de la medida, que consistía en ofrecer libertad en la jornada para una parte del personal cuya presencia no era necesaria en las instalaciones administrativas del Ejecutivo.

Esta segunda versión de las normas cede en ese punto e impone una libertad horaria total, si bien establece unas obligaciones por objetivos que quienes se beneficien de trabajar desde su sala de estar o su jardín deberán cumplir. Solo pueden optar a esta fórmula aquellos trabajadores de los citados departamentos y que cuenten con una experiencia mínima de dos años de manera ininterrumpida en su puesto durante el último lustro.

No necesitarán, por tanto, la tarjeta Kronos con la que el personal de la Xunta ficha desde su terminal informática, aunque sí un ordenador con acceso a internet y a la red corporativa de la Xunta -con su consiguiente lector de tarjetas- y un teléfono móvil. El empleado se hace cargo no solo de los gastos de este material y su uso, sino también de reparar cualquier posible avería.

A pesar del cambio introducido, la CIG lamentó que las consellerías "hayan aplicado de facto los aspectos fundamentales de las instrucciones que chocan directamente con la ley de igualdad en la flexibilidad familiar", al tiempo que critica que los cambios en la nueva redacción de las normas se refieren a "matices".

En sus alegaciones a las primeras directrices para aplicar estas novedosas fórmulas de organización laboral, el sindicato CSIF también criticó el vuelco al espíritu original, al imponer la misma rigidez horaria en casa que en la oficina.

La norma mantiene los diez minutos de plazo para que un empleado fiche al inicio y final de su jornada. A partir de ese tiempo, deberá recuperarlo en las jornadas del siguiente mes de trabajo. En caso contrario, se les descontará del sueldo.

La nueva normativa permite también la flexibilidad horaria a quienes tengan hijos menores de 12 años o mayores con necesidades de "asistencia" y a quienes estén envueltos en procesos de separación conyugal. Podrán cumplir su horario entre las 07.30 y las 18.30 horas.

La CIG denuncia que estos beneficios ya se incluían en la Lei de Igualdade de 2007 y que no se diferencian de la "flexibilidad automática" que permite realizar el trabajo en función de las necesidades de cada empleado, pero con una parte que transcurra entre las 09.00 y las 14.30 horas. Facenda ha aprobado 4.670 peticiones de flexibilidad. De la flexibilidad horaria y el teletrabajo podrían beneficiarse en total 17.000 empleados.