"Hemos tenido una sintonía cien por cien". Así se despedía la canciller alemana Angela Merkel de su visita a Santiago el pasado lunes, tras haber sellado con Mariano Rajoy un acuerdo para mantener en Europa la receta de la austeridad frente a las demandas francesas e italianas de gastar más para impulsar el crecimiento económico. Seis kilómetros de Camino, una cena para disfrutar de la gastronomía gallega con una larga sobremesa, un paseo por las calles del casco viejo de la capital gallega, una visita a la catedral y una reunión de trabajo permitieron al presidente del Gobierno español y a la dirigente alemana apuntalar el eje hispano-germano y situar a Luis de Guindos como el mejor candidato para presidir el Eurogrupo, cuando a mediados del año que viene el holandés Jeroen Dijsselbloem agote mandato.

España se posiciona como firme aliada de Alemania, quien hoy por hoy es quien manda en Bruselas, al suscribir su política económica, y a cambio intenta recuperar posiciones en puestos de responsabilidad de la UE. Rajoy también ambiciona colocar al exministro Miguel Arias Cañete como eurocomisario.

Compostela fue el escenario en que Rajoy y Merkel se prodigaron guiños de complicidad. "Ha sido una invitación de amistad", aseveró la líder germana, quien además se deshizo en elogios para con la capital gallega, a donde cada año peregrinan más de 15.000 alemanes: "Este marco ha favorecido un ambiente muy especial para nuestras conversaciones". El titular del Ejecutivo español presentaba a Merkel como una "buena amiga", con la que mantiene "una relaciones magníficas".

La "buena amiga" de Rajoy, que resulta ser la mujer que marca el presente y futuro de la UE, o dicho de otro modo que está al frente de la locomotora de Europa, puso a España como ejemplo para encarar la recuperación económica. Y con el aval público de la canciller alemana, el líder del PP encara ya el inicio del nuevo curso político, a nueve meses de las elecciones municipales.

España recupera la alianza con Alemania bajo el mandato de Rajoy. Hacía tiempo que no se recordaba tal sintonía entre los mandatarios de ambos países. Hay que remontarse a finales del siglo pasado, cuando Felipe González enviaba a Berlín Helmut Kohl jamones de pata negra y ambos también se trataban como amigos.

Galicia también fue testigo hace ya 19 años del feeling entre Kohl, pese a que era conservador, y el socialista González. Ahora el entendimiento es más fácil, pues Rajoy y Merkel comparten afinidades ideológicas. En julio de 1995, la capital gallega acogía otra cumbre hispano-germana, y el dirigente germano, responsable de la reunificación alemana, respaldaba también al presidente español. Sentenciaba: "Tengo plena confianza en el Gobierno español", que acababa de asumir la presidencia de la UE, pero estaba sumamente debilitado por los casos de corrupción. Los sondeos le daban como perdedor en las elecciones generales, tal como sucedió al año siguiente. Pero Kohl incluso llegó a rebatir los sondeos y advirtió que Aznar podía no ganar. Erró en su diagnóstico, pero daba igual, en ese momento supuso un balón de oxígeno para un acorrolado Felipe González.

Kohl, igual que Merkel 19 años después, disfrutó de la gastronomía gallega y visitó la Catedral, pero su enorme peso le impidió hacer un tramo del Camino. El encanto de la capital gallega también conquistó al canciller. "La elección" de Compostela "ha sido decisión sumamente acertada", declaró. "Un recuerdo para toda la vida", sentenció por su parte la hoy canciller.

Ambos con sus palabras y su imagen ante la Catedral difundida en todo el mundo hicieron "una promoción impagable", en palabras del propio Gobierno español, a Galicia y al Camino de Santiago. Otro tanto que se apuntó Rajoy con la invitación a su "buena amiga" Merkel.