El cambio climático va a provocar que el nivel del mar en Galicia suba 30 centímetros en los próximos 36 años. Como consecuencia, en 2050 las playas gallegas más pequeñas y más expuestas al embate de las olas desaparecerán o se convertirán en pequeñas lenguas de arena. En las más grandes, si no se actúa, su tamaño mermará. Pero no solo se verán afectadas las playas. Los puertos, los diques, las construcciones más cercanas a la costa o las rías también sufrirán la subida del nivel del agua, aunque en el caso de estas últimas, el impacto será positivo.

Un reciente estudio financiado por el Ministerio de Medio Ambiente alerta de que la costa gallega retrocederá unos 30 metros a mediados de siglo. El informe, Cambio climático en la costa española, elaborado por el Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria, concluye que por cada centímetro que aumenta el nivel del mar, la costa retrocede un metro.

Enrique Peña, profesor de Ingeniería Marítima y Portuaria de la Universidade da Coruña, reconoce que estos estudios son "estimaciones" y que por eso es muy difícil que las administraciones tomen decisiones previas. Sin embargo, destaca que "lo que es una evidencia es que está aumentando el nivel del mar" y que no hacer nada "es un riesgo". "Es una imprudencia no empezar a tomar medidas", remarca. "Nadie duda de que estamos en este escenario", corrobora Ricardo Babío, decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Galicia.

Medidas

¿Y qué se puede hacer? Peña afirma que es inevitable que "muchas" playas pequeñas y expuestas desaparezcan en las próximas décadas porque no es rentable protegerlas. "No se puede frenar el avance del mar", resume. Para los arenales más grandes, una forma de controlar la fuga de arena hacia el mar, sobre todo cuando hay temporales, es la instalación de diques sumergidos que mitigarían la pérdida de parte de la playa.

Ricardo Babío, que también es profesor de Ingeniería Marítima en la Universidade da Coruña, matiza que en las playas que poseen dunas el impacto sería menor. Babío también apuesta, en determinados casos, por la regeneración de las playas.

En cuanto a los puertos, los expertos alertan de que este tipo de infraestructuras no se han diseñado teniendo en cuenta los cambios climáticos. Sin embargo, sí que se han construido con un periodo de retorno muy elevado. Es decir, se ha previsto que resistirán en situaciones muy extremas. De todas formas, Enrique Peña reitera que "sería una imprudencia negar que no se van a ver afectados por la subida del nivel del mar".

Los diques también sufrirán. En este caso, muchos de ellos se diseñan para que sean rebasables, es decir, para que en situaciones de grandes temporales, el agua pase por encima. Las seis ciclogénesis explosivas que encadenó Galicia en apenas diez días el invierno pasado provocaron que el mar rebasase una gran cantidad de diques a lo largo de todo el litoral. Aunque estas infraestructuras se diseñen para que el mar pase por encima en determinadas circunstancias -es el caso del dique de punta Langosteira- el problema se produce cuando el rebase es mayor del previsto y daña la parte interna de la construcción.

Los expertos descartan aumentar la altura de los diques por el enorme coste que supondría. Por eso son partidarios de actuar sobre la energía del mar para disipar la fuerza de las olas antes de que lleguen al muro y que rompan antes. Para ello apuestan por la instalación de diques Berma o aumentar la longitud del Berma. Los bermas son un tipo de diques sumergibles que reducen la fuerza de las olas. También consideran que sería necesaria la instalación de diques flotantes, sobre todo en el interior de las rías.

Hay otras cuatro peticiones que los expertos creen que son importantes para evitar que los problemas sean mayores y que están dirigidas a las administraciones. La primera es una mejora de la ordenación del litoral de la comunidad. "No construyamos tan cerca de la costa", advierte Enrique Peña. Ricardo Babío, por su parte, no descarta "una retirada o reubicación de las construcciones que estén cerca del mar" y que tengan riesgo de inundabilidad. "Es cierto que hay pueblos costeros gallegos que están en más riesgo que otros, pero en ningún caso hay que llegar a la alarma", tranquiliza el profesor.

Otra de las medidas es integrar las estimaciones del cambio climático en el diseño de las obras nuevas. Hay que diseñar con un resguardo y tener en cuenta los estudios que se realizan sobre el incremento del nivel del mar. También solicitan que las administraciones inviertan en el mantenimiento de las infraestructuras, ya que aseguran que si se hace un buen mantenimiento las averías serán menores. Y por último, piden una coordinación entre las administraciones. Una estrategia eficaz de colaboración entre entes locales, autonómicos y nacionales abarataría las intervenciones.