El aumento del coste de los servicios funerarios en el Reino Unido ha llevado a algunos ciudadanos a enterrar a sus familiares en el jardín. Las funerarias y tanatorios gallegos también sufren la crisis de un negocio en el que, aunque la demanda nunca falta, cada vez se opta más por servicios más económicos. En los últimos diez años en Galicia hay un problema añadido. Aunque se está lejos de llegar al extremo de los británicos, encontrar un nicho en el que descansar en paz se ha convertido en una tarea cada vez más complicada debido a la saturación de los cementerios de la comunidad. Y sobre todo, a la imposibilidad en la mayoría de los casos de ampliarlos para ganar espacio o construir otros nuevos.

Galicia cuenta con casi 4.000 cementerios -más de 3.200 parroquiales y el resto municipales- y en la mitad de los concellos (157) los camposantos tienen más del 70% de sus nichos ocupados o reservados. A Coruña es la provincia donde todavía hay más espacio para enterrar a los seres queridos o donde encargar una sepultura, ya que apenas en una docena de ayuntamientos -un 14% del total- solo quedan libres tres de cada diez panteones en sus cementerios.

En Pontevedra la cifra asciende a la veintena, lo que supone un 37% de los municipios con cementerios muy saturados. Las provincias del interior, con una población más envejecida, son las que tienen el porcentaje más elevado de cementerios sin espacio. En Lugo son casi medio centenar -el 71%- los que están al límite de su capacidad. La situación es más grave, sin duda, en Ourense, donde el 91% de los ayuntamientos tiene los cementerios sin apenas sitios vacíos.

Hay cuatro casos en los que ya no hay espacio para nadie más porque ya están al 100%. Se trata de los camposantos del municipio pontevedrés de Dozón junto con Rábade, Ribadeo y Ribeira de Piquín, en Lugo. Con la ocupación al 90% de sus cementerios no hay ningún concello coruñés, frente a cuatro de Pontevedra -Bueu, A Illa de Arousa, Moraña y Mos-, cinco de Lugo -Baleira, Cospeito, Láncara, Negueira de Muñiz y A Pontenova- y 16 de Ourense. Y al 80% de su capacidad se sitúan los panteones de cuatro concellos coruñeses -dos de ellos en al área metropolitana coruñesa: Culleredo y Abegondo- junto con Mañón y A Capela. En la misma situación se encuentran otros cuatros municipios pontevedreses: Caldas de Reis, Cangas, A Guarda y O Rosal. Las cifras se disparan en las provincias del interior con 15 ayuntamientos lucenses y hasta 45 ourensanos con solo dos nichos de cada diez libres en sus cementerios.

De las 1.018 parroquias de la provincia de A Coruña, una veintena están prácticamente sin espacio con un índice de saturación del 99%. En seis de ellas los panteones ya están de hecho al 100%. Se trata de Santa Leocadia de Perillo (Oleiros), Santa María de Xestoso (Monfero), Santo Estevo Vivente (Carballo), San Sadurniño de Goiáns (Porto do Son) y San Pedro de Tállara y San Xusto Toxo Soutos, ambas en Lousame.

Algunos han visto en este problema de ocupación una oportunidad de hacer negocio y venden por internet sepulturas a precios entre los 12.000 y los 13.000 euros en cementerios municipales como el de San Amaro o el de Monte Alto en la ciudad coruñesa. Y lo hacen no solo los que tienen nichos en propiedad a perpetuidad sino los que simplemente tienen una concesión.

Las diócesis gallegas destacan las limitaciones "estrictas" de la Ley de Política Sanitaria y Mortuoria a la hora de llevar a cabo ampliaciones de cementerios, a lo que se suman las complicaciones para cumplir con las normas urbanísticas. En este sentido, el Gobierno gallego aprobó en noviembre del año pasado en el Consello de la Xunta el decreto de sanidad mortuoria que permitirá legalizar un gran número, todavía sin cuantificar, de camposantos en situación alegal para que obtengan la autorización sanitaria.