El exalcalde lamenta un daño "irreversible"

Ángel Currás relevó a Gerardo Conde Roa cuando este dimitió como alcalde en abril de 2012. Pero el caso Pokemon, que afectó a varios miembros de su equipo y las imputaciones que él mismo recibió, abrió una crisis que derivó en derrumbe cuando los siete ediles de su equipo fueron condenados. Un mes después, dejó el bastón de mando.

El exregidor, que ha regresado a su puesto docente tras dimitir como edil en noviembre, lamenta "la situación irreversible" que generó esta condena "que no era firme" para la corporación y para su carrera. "Sin duda, su relevo de los ediles] fue obligado por la condena y luego el mío en la Alcaldía", relata.

En su opinión, resulta "un buen momento para reflexionar sobre los juicios paralelos y para medir" las decisiones durante las fases de instrucción o sin condenas en firme. "A mí también me ocurrió que fui imputado dos años y luego el asunto fue sobreseído", recuerda antes de sacar a colación también otros "casos recientes", en alusión a Paula Prado.

"La sentencia hace justicia y restituye la honorabilidad de siete concejales que asumieron que su decisión había sido legal", añade.

Por su parte, el portavoz del PP gallego, Miguel Tellado, insinuó una persecución a cargos de su partido, con dudas acerca del proceso judicial desarrollado en Santiago y las filtraciones sobre la investigación a Prado. "No sabemos quién filtraba, pero sí para qué", dijo sobre esta. "Los que quisieron usar los juzgados para hostigar a determinados cargos del PP gallego deberían disculparse", exigió el también diputado.

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