Los ganaderos que forman parte de la cooperativa Cova de Vales del ayuntamiento coruñés de Mesía se enteraron ayer por un correo electrónico que la industria que hasta ahora pasaba a recogerles la leche dejará de hacerlo desde mañana. El responsable de esta cooperativa que agrupa a 61 productores con explotaciones en los concellos de Mesía, Curtis, Vilasantar, Oza-Cesuras y alguno de Boimorto explica que la empresa les ha comunicado su decisión de no renovar el contrato y por lo tanto cada mes quedarán sin recoger unos 870.000 litros de leche. Esta situación también se da en otras cinco cooperativas de Lugo-Codegui, Terra Chá, O Pereiro, Cooperativa de Lemos y Mopán de Monterroso- a las que las industrias lácteas le han comunicado la misma decisión.

En el caso de la cooperativa coruñesa, el último acuerdo establecía un precio de 27 céntimos que ni siquiera se estaba cumpliendo porque, según sus responsables, en los últimos meses solo le pagaban 23 céntimos por litro. Los sindicatos agrarios ya habían pedido la semana pasada la anulación de todos los contratos firmados esta campaña a tarifas por debajo de los costes de producción porque los productores los suscribieron "por coacciones" y en algunos casos no llegan a los 20 céntimos, un 33% por debajo de lo pactado.

Los ganaderos coruñeses se pusieron en contacto con otras industrias tras conocer la postura de Logística Alimentaria, encargada hasta ahora de este servicio, y la respuesta fue negativa en todas. La única opción que les queda a las seis organizaciones gallegas para no tirar la leche es venderla a una multinacional láctea asturiana que se ofrece a comprársela como leche en polvo, pero ni siquiera al precio de mercado de los productos industriales que ronda los 27 céntimos, sino al valor de intervención que no alcanza los 20. Algunas empresas aplicaban estas tarifas al 20% de la producción que se excediese de la cantidad fijada en los contratos, pero en el caso de las cooperativas afectadas se aplicará a todos los litros producidos.

Los ganaderos coruñeses se reunieron ayer con los alcaldes de los municipios de la zona y ya estudian medidas de presión. El primer paso será enviar un escrito a la Consellería de Medio Rural para pedirle su ayuda y así "evitar el cierre de explotaciones, garantizar la viabilidad de la cooperativa y de esta forma no afectar a la economía de los concellos". Los integrantes del colectivo también se plantean unirse con las cooperativas lucenses y tomar medidas más "contundentes" como llevar las cisternas a Santiago y tirar la leche delante del edificio de la Xunta. "Ya que perdemos todo, cerrar con la cabeza alta", destaca el presidente de Cova de Vales; José Manuel Aller. Los sindicatos se reunieron ayer con las organizaciones de Lugo para conocer su situación y hoy lo harán con los productores y regidores de los municipios coruñeses perjudicados.

Desde Unións Agrarias (UUAA) temen que a partir de mañana se sumen más casos. Aunque no creen que afecte a cooperativas enteras sí que cuentan con que más empresas decidan dejar de recoger parte de la producción que compraban hasta ahora. El secretario xeral del sindicato, Roberto García, avisa de que se trata de "una situación sin precedentes" en un país deficitario en el que se importa un tercio de la leche de otros países para cubrir la demanda. En este sentido, destaca que solo en Galicia se da esta problemática y no es algo generalizani en el resto de España ni en Europa. Pone como ejemplo cooperativas de Andalucía que "producen cada vez más y no tienen ningún problema en venderla toda a precios de mercado".

Para el secretario de Ganadería de UUAA, Javier Iglesias, existe "un pacto no explícito" por parte de las industrias con el objetivo de lanzar un pulso al Ministerio de Agricultura contra el paquete lácteo que les obliga a ofrecer pactos de un año y a precios por encima de los costes de producción. La semana pasada el Gobierno aprobó precisamente en Consejo de Ministros un real decreto que regula la creación de un sistema unificado de información en el que se habilitará un registro de primeros compradores para almacenar la información de todos los contratos y los datos de las declaraciones de entregas.

Los sindicatos coinciden en que la estrategia de las empresas pasa por crear "pánico" con amenazas de dejar de recoger la leche y convencer así al sector de que los contratos son dañinos y suponen un problema. Por eso, insisten en aclarar a los ganaderos que esta situación "no tiene nada que ver con el mercado" y es una estrategia a nivel político de las factorías contra el paquete lácteo del Gobierno.