Muchos miembros del PP coruñés sospechaban que el 24-M podrían perder las alcaldías de A Coruña o Santiago, pero casi nadie creía que les arrebatarían ambas y Ferrol, a pesar de que el recuento final de papeletas sitúa a los populares como primera fuerza en la urbe coruñesa y ferrolana. Despejado ya el resultado, las mareas deberán lidiar ahora con la gestión y la normalidad y descubrir en qué se traduce la vocación de cambio en el día a día.

"Que la gente esté tranquila, que no vamos a quemar iglesias ni comer niños", bromeó esta semana en la Radio Galega el futuro regidor coruñés, Xulio Ferreiro, de la Marea Atlántica. Sus palabras ilustran los interrogantes que generan estas candidaturas. Ellos son conscientes de que parte de su electorado votó cambio sin conocerlos, por lo que su principal bandera pasará por dosificar sus medidas, transmitir normalidad y plantear banderas que demuestren que son diferentes a la clase política actual.

"En Santiago no habrá problemas porque Martiño Noriega tiene experiencia, ha sido alcalde ocho años, pero en A Coruña y Ferrol habrá problemas", vaticinaba esta semana un alto cargo del PP, revelando la expectación que generan nuevos gabinetes de gente ajena a la gestión, pues Ferreiro, profesor de Derecho; y Jorge Suárez en Ferrol, funcionario de justicia, nunca han dirigido una administración. Ese análisis del PP obvia los problemas que sus siglas provocaron en el Concello de Santiago con cuestiones de mera tramitación, más allá de los escándalos de corrupción.

La percepción del funcionamiento de estos gobiernos será examinada con lupa y constituirá la prueba real sobre la posibilidad de que el cambio pase de una pancarta a un despacho oficial. Asumir la incapacidad de concretar algunas promesas también constituye un desafío para estas listas, que si mantienen su credibilidad constituirán una seria alternativa en las generales y en las autonómicas. Para ese frente común resulta clave la relación con Podemos, donde la cúpula quiere fagocitar movimientos como las mareas para que concurran bajo sus siglas y, por tanto, sus órdenes.

Las dos principales ciudades de A Coruña constituyen un laboratorio clave, a la altura de Madrid y Barcelona, pues en sus mareas han trabajado miembros de Anova, Esquerda Unida, plataformas vecinales y, en menor medida, Podemos.

La Marea Atlántica y Compostela Aberta han sido las únicas listas "unitarias" que han ganado y ambas se gestaron antes de contar con el apoyo de Podemos. El mitin de Pablo Iglesias en A Coruña con Xulio Ferreiro resultó un punto de inflexión, pero en la izquierda rupturista se cree que habrían obtenido un resultado que hubiese permitido el cambio sin él. "La pregunta es: ¿habría sacado estos resultados en A Coruña y Santiago solo bajo la marca Podemos? Es lo que tienen que pensar para las elecciones autonómicas", apunta un miembro de este entorno.