Ángel Jove acaba de acceder a la presidencia de la Federación de Promotores de Edificación y Suelo de Galicia. Hace autocrítica de los "años de locura y vorágine", pero asegura que la especulación se ha acabado. Empieza a ver la luz al final de túnel y pide ayuda a las administraciones.
-¿La crisis en la construcción ha tocado fondo en Galicia?
-Después de unos años muy duros y largos, llevamos ocho años de crisis en el sector; se está viendo la luz al final del túnel. Parece que definitivamente hemos tocado fondo. Otra cosa es la intensidad de la recuperación.
-¿Y cómo cree que será esa recuperación?
-Hemos tocado fondo, pero lo que no tenemos tan claro es si nos vamos a recuperar de una manera intensa o lenta y pausada. Lo que queremos es potenciar la profesionalidad del sector y transmitir la necesidad de revalorizar su imagen.
-Habla de la profesionalidad. Quizá lo único bueno de la crisis es que ha hecho una criba de malas empresas y profesionales.
-Estoy de acuerdo. La burbuja fue muy intensa. Se creció de una manera desaforada y descontrolada. Fueron unos años de locura y vorágine y es cierto que la profundidad de esta crisis ha sido especialmente fuerte en este sector. El 75% de las empresas han desaparecido y las que quedan han sabido capear la crisis porque han tenido una gestión prudente de sus riegos.
-¿Se acabó la especulación?
-Somos ya empresas profesionalizadas. La especulación se ha acabado. Los intrusismos y la gente que se había metido en este sector con la burbuja ya no existe. Quedamos los que realmente queremos trabajar. Se acabaron los pelotazos y la imagen del señor con el Mercedes y el puro.
-Hace diez años eran la locomotora de la economía. Después pasaron a ser casi los causantes de la crisis. Ahora vuelven a mirar hacia ustedes porque empiezan a crear empleo.
-Tendemos a ser un país muy pendular.
-Buena definición.
-A veces nos cuesta mucho mantenernos en la mesura. Lo que no pretendemos es tener el peso que había antes porque era excesivo. Y es un riego para un país apostar tanto por un mismo sector, pero lo que tampoco puede ser es estar donde estamos ahora. No podemos ser ni un 20% del PIB ni tampoco estar en el 4%-5% como estamos ahora. Pero siempre con unos límites. Lo que tenemos claro es que no queremos volver a las locuras de antes.
-Dice que el 75% de las empresas relacionadas con la construcción han desaparecido. ¿Cómo son las que quedan?
-El tamaño es mucho más reducido. Son empresas más apegadas al territorio, más familiares, muy profesionales y con capacidad de adaptación y de dar un servicio personalizado al cliente.
-¿Personalizado?
-Tienes que personalizar lo máximo las viviendas a gusto del cliente. Ya se acabaron los años en los que se vendía todo de cualquier manera, a cualquier precio y en cualquier lugar. Eso de lo tomas o lo dejas se ha acabado. Tenemos que hacer viviendas de alta calidad y a unos precios muy reducidos.
-Pero eso es complicado.
-Eso es muy difícil. Las administraciones se han embarcado en una vorágine de desenfreno normativo donde cada norma dota de más calidad a las viviendas. Todas esas normas lo único que hacen es encarecer la ejecución de la vivienda. Y en un entorno en el que los precios estaban cayendo -han caído estos años una media del 40%- provoca que sea difícil construir.
-Ya que se refiere a las administraciones, ¿qué les piden los promotores?
-Les pedimos algo de sentidiño a la hora de implantar esa normativa. Estamos de acuerdo en aumentar la calidad, hay que ir hacia ahí, a viviendas de alta calidad, pero incentívanos, ayúdanos, o por lo menos permítenos algún tipo de bonificación fiscal.
-Eso es una reclamación directa a la Xunta...
-La principal demanda que le hacemos a Feijóo es que hay que bajar el nivel impositivo que se está aplicando al sector. Necesitamos un ajuste impositivo: transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados, principalmente.
-Por lo menos ha modificado las valoraciones de las viviendas.
-Es algo muy importante. Por las últimas noticias la Administración autonómica ya ha tomado cartas en el asunto. Las valoraciones que se aplicaban por parte de la Xunta a efectos de compraventa eran desorbitadas. Eran completamente ilógicas.
-¿Cómo debería ser entonces la política de vivienda de las administraciones?
-La política de vivienda, tanto de la administración autonómica como local y estatal, tiene que estar encaminada hacia el alquiler. No hacia la compraventa.
-Acaba de haber elecciones municipales con la entrada de las mareas
-Estamos expectantes. Es cierto que las primeras declaraciones no han sido demasiado halagüeñas, pero bueno... Lo primero es dialogar, contraponer opiniones y ver hacia dónde llegamos. Hay que perder los prejuicios contra este sector. Somos un sector empresarial más. Y tenemos que apoyarlo, igual que se apoya a cualquier otro. No somos el enemigo de nadie. Ya hemos sufrido la mayor parte del castigo de toda esta crisis.