El país de los mil ríos, como Álvaro Cunqueiro bautizó a Galicia, está en situación de prealerta hidrológica desde el martes. Después de una primavera con apenas lluvias y ante uno de los veranos más secos de los últimos 54 años, la Xunta solo ve una salida: hacer un consumo "responsable del agua". Aunque el nivel de los embalses de abastecimiento está diez puntos por debajo del registrado en julio del año pasado, técnicos de las Consellerías de Medio Ambiente y de Medio Rural descartan que vaya a haber problemas de suministro. La situación no mejorará en los próximos días, ya que, según la previsión de MeteoGalicia, en lo que queda de mes no se esperan lluvias generalizadas en la comunidad.

La conselleira de Medio Ambiente, Ethel Vázquez, hizo ayer un llamamiento a realizar "un consumo responsable de agua" así como a "avanzar en la adecuación de las instalaciones hidráulicas", dado que el pasado martes quedó activado el estado de prealerta que implica la puesta en marcha de los protocolos recogidos en el Plan de Seca de la demarcación Galicia-Costa. En su visita al municipio lucense de Taboada, donde mantuvo una reunión con su alcalde, la conselleira recordó que la situación de prealerta hidrológica decretada en Galicia requiere de una "atención absoluta" por parte del Ejecutivo autonómico y, aunque -aseguró- de momento la situación "no es alarmante", la sociedad "debe ser consciente de la importancia del ahorro de este recurso tan prioritario", informa Efe.

Vázquez precisó además que el estado de prealerta fue decretado después de que Augas de Galicia detectara en el último mes un empeoramiento significativo de varios de los indicadores que están sometidos a una evaluación continua para determinar el estado hidrológico de la demarcación Galicia-Costa.

En un informe del Observatorio de Sostenibilidad se advierte de que las precipitaciones en España disminuyeron más de un 5% en los últimos 20 años y las previsiones revelan que esta tendencia a la baja se mantendrá. Para los expertos, la única solución pasa por una política basada en la nueva cultura del agua, que tenga en cuenta que haya que consumir menos y cuidar los ecosistemas de forma integral.

Pozos

La escasez de lluvias y la poca permeabilidad de los terrenos de la comunidad han provocado la desaparición de las aguas subterráneas. Una situación que ha obligado en los últimos años a triplicar la profundidad de los pozos que se construyen en Galicia. Hace ya 20 años, las empresas de pozos en barrena empezaron a notar la falta de agua en la capa freática -a unos 15 metros de la superficie-. En verano de 2002 empezaron a aparecer las bolsas de agua vacías. Si hace diez años había que bajar a los 30 metros, en la actualidad como mínimo son necesario 50 y en algunas ocasiones hasta 300 metros.