Tráfico detecta un aumento del consumo de alcohol y drogas al volante en Galicia. La semana que colgó más carteles de fiestas en la comunidad ha tirado de los vermús, las cañas o los cubatas, pero más todavía de sustancias psicotrópicas. Pese a que la DGT anuncia cada campaña que pone en marcha, el balance de la practicada la semana pasada revela que son aún muchos los conductores que se resisten a coger un taxi o autobús o echar mano de un amigo que no haya consumido para regresar a casa. La cifra de positivos detectados en los controles de hace una semana bate el récord de denuncias interpuestas por agentes de la Guardia Civil de Tráfico en Galicia.

Más de la mitad de los conductores sometidos entre el lunes y domingo pasados a una prueba de drogas (el 52%) habían consumo de algún tipo de sustancia, 14 puntos por encima tanto del balance del primer trimestre del año como de la última campaña, realizada la primera semana de junio. En total, 66 denuncias de los 127 narcotest practicados la semana pasada en la red viaria gallega. Pontevedra registra las peores estadísticas de la comunidad, con casi el 70% de positivos en cannabis o cocaína (36). Le siguen en la lista, la provincia de Ourense con más de un 47% (20) que dieron positivo en los test de drogas; A Coruña, un 40% (8) y Lugo, más de un 16% (2).

Como en campañas anteriores, los denuncias por conducir bajo los efectos del alcohol están muy por debajo de los positivos por consumo de algún tipo de estupefaciente. En los controles realizados en el arranque del verano, pese a que se practicaron casi 6.000 pruebas más de alcohol que la semana pasada, la cifra de positivos no llegó al 1,2% -de los más de 21.300 conductores controlados, 253 fueron denunciados-.

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Del lunes al domingo pasados, 300 automovilistas de los más de 15.500 sometidos a una prueba de alcohol en las carreteras gallegas dieron positivo, lo que supone casi un 2% del total y casi un 19% más de positivos que en la campaña de junio. Como en el caso de las infracciones por consumo de, la provincia de Pontevedra lidera el ranking autonómico: el 3,2% de los más de 6.300 conductores controlados circulaban en estado ebrio: un total de 206. Lugo y A Coruña, le siguen en porcentaje de denuncias por ingerir una copa de más: 1,3% (un total de 23 infracciones detectadas) y 1,05% (52), respectivamente. Los positivos registrados en Ourense, cierran el balance de la comunidad: 0,75% de los más de 2.500 controles realizados. O lo que es lo mismo, siete de cada diez infracciones por conducir bajo los efectos del alcohol fueron detectadas en las carreteras de Pontevedra, que cuadruplican las interceptadas en la provincia de A Coruña.

Las alarmas en la DGT por el elevado consumo de alcohol y drogas en Galicia se dispararon el año pasado, al apreciar una tendencia al alza en ambas infracciones hasta el punto que la comunidad gallega pasó a ocupar el segundo puesto del ranking nacional en denuncias por ponerse al volante con una copa de más, solo superada por Andalucía, y el tercero en denuncias por consumo de drogas al volante, por detrás de Andalucía y Valencia. Por provincias, solo Sevilla y Málaga registran más multas por alcoholemia que A Coruña y Pontevedra.

El balance de las autopsias realizadas a conductores y peatones fallecidos en las carreteras gallegas confirma que el alcohol es una de las lacras de la accidentalidad viaria. Más de la mitad de automovilistas y viandantes muertos en las carreteras de la comunidad presentaban un resultado positivo en alcohol o drogas, según los análisis toxicológicos practicados a fallecidos en siniestros de tráfico.

La jefa de Tráfico en A Coruña y coordinadora de los centros territoriales en Galicia, Victoria Gómez Dobarro, y el fiscal delegado de Seguridad Vial, Carlos Gil, advertían en recientes entrevistas a este periódico de la dificultad de corregir las conductas relacionas con el consumo de alcohol al volante. Las infracciones o delitos de alcoholemia al volante son, según la responsable de la DGT en Galicia, los que más cuesta cambiar porque, alega, es una cultura muy asentada en la comunidad", donde "la movilidad en el entorno del ciudadano es también muy elevada".

"A veces no hay percepción del riesgo porque se trata de trayectos cortos, en un entorno conocido, son rutas que hacen a diario y no se aprecia el peligro del combinado alcohol y conducción", argumenta Dobarro.

En la misma línea, el fiscal de Seguridad Vial en Galicia sostiene que en la comunidad hay "una cultura de aceptación del alcohol unida a la conducción, que no se resolverá solo con medidas represivas". "Habrá que insistir mucho más en las medidas educadoras", concluye Carlos Gil.