Alberto Paz Viñas es portavoz de la Asociación Exmarinos de Noruega Long Hope. Afirma que, tras 28 manifestaciones, los afectados no abandonarán sus protestas hasta que el país nórdico les pague las prestaciones que, asegura, les pertenecen por los años de trabajo a bordo de su flota.

-¿Cuántos afectados hay por este conflicto con Noruega?

-Unos 12.000 marineros españoles, de los cuales 4.000 son de varias comunidades autónomas y los 8.000 restantes, gallegos.

-¿Cuándo se dieron cuenta de que el país nórdico no se iba a hacer cargo de sus pensiones?

-Cuando nos llegó el momento de jubilarnos mucha gente reclamó sus pensiones a la Seguridad Social noruega y la respuesta fue negativa. Yo me enteré un poco antes, en el 86, cuando varios de nosotros pedimos la devolución de los impuestos que pagamos allí durante esos años. Noruega se ha reído reiteradamente de los gobiernos españoles, despreciando a sus ciudadanos.

-¿Llegaron a residir allí?

-Nunca. Nuestra presencia allí está constatada por escrito desde 1948 y la asociación recuperó mucha documentación que así lo demuestra. Cinco españoles fallecieron a bordo de buques noruegos entre 1950 y 1952 y en ese momento el Gobierno español descubrió que no les pagaban nada y que ni siquiera tenían seguro de accidentes, por lo que comenzó a ponerle las pilas a Noruega. Desde Oslo se comprometieron a descontarnos la parte que nos correspondía pagar a los trabajadores y pasarla a la Seguridad Social española, para que estuviésemos en las mismas condiciones que los trabajadores de la marina mercante de España. Pero ese compromiso nunca se cumplió.

-¿Por qué se fueron a trabajar a Noruega? ¿Les salía más rentable que servir en la marina española?

-Todo empezó en el 62, con la bajada de una delegación noruega que buscaba marineros para su flota. Le pidieron mano de obra al Gobierno español y éste se la concedió a cambio de que nosotros estuviésemos cubiertos, como mínimo, con todos los derechos que había en España. Pero cuando vieron nuestra legislación se quedaron sorprendidos porque era mucho más avanzada que la suya, con mayor cobertura en todos los campos (a pesar de que gobernaba Franco). Los españoles somos muy ignorantes en ese sentido porque siempre pensamos que lo de fuera es mejor.

-¿Qué cantidad les retenían del sueldo?

-Pagábamos al mes entre 80.000 y 100.000 pesetas [600 euros] de IRPF.

-Han tenido que recurrir a una demanda colectiva porque España se niega, de momento, a defenderles. ¿Por qué el Estado no les ayuda?

-El Gobierno nos dijo que el derecho nos asiste y que podíamos ganar el caso en el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, pero que España por razones políticas no va a demandar a Noruega. Nos aseguraron que, una vez agotemos la vía interna noruega con esta demanda colectiva y lleguemos a Estrasburgo, España se personará en la causa para defendernos.

-Pero, ¿por qué no defenderles desde un principio si el Ejecutivo sabe que tienen la razón?

-Lo desconocemos. Nos explicaron además que España se presentará el próximo 16 de septiembre en una vista de marineros austríacos contra Holanda, en un caso similar al nuestro. El juicio posterior será a principios de 2016 y, si esa sentencia es favorable a los marineros austríacos, sentaría un precedente para nosotros porque Noruega estaría obligada a adaptar esas leyes europeas.

-¿Cuándo presentará Long Hope su demanda colectiva?

-En septiembre. Después habrá que esperar a que pasen las tres fases del proceso hasta llegar al Supremo. El abogado dice que hay muchas probabilidades de ganar pero que no va a ser fácil.

-Mucho que esperar, ¿no?

-Desde que fundamos la asociación en 2008 ya han fallecido 16 personas. Está claro que lo mejor sería que nuestro Gobierno interpusiese una demanda interestatal, porque así el caso podría ir directo al Tribunal de Derechos Humanos y ganaríamos alrededor de dos años.

-¿Cuánto tardaron en recuperar toda la documentación que presentarán en Oslo?

-Pues llevamos con ello un año, aunque ya teníamos 800 documentos que saqué personalmente del archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores noruego. Después la documentalista y yo pedimos permiso para sacar información del archivo nacional. Las pasamos canutas para que nos dejasen pero finalmente lo conseguimos basándonos en su ley de transparencia. De allí nos trajimos más de 3.000 documentos.

-Se manifiestan de forma periódica en Santiago y A Coruña. ¿Es la única forma de que su problema no caiga en el olvido?

-Llevamos 28 protestas y así seguiremos hasta que esto tenga una solución. Si nos quedamos callados y nos conformamos con que nos pasen la mano por la espalda, nunca vamos a llegar a ninguna parte.

-Su abogado es noruego. ¿Por qué optaron por él?

-Ningún letrado español puede defendernos salvo que esté colegiado allí, al no ser Noruega miembro de pleno derecho de la UE.

-¿Fue difícil encontrar a alguien que les quisiese defender?

-Escogimos entre 40 colegiados de unos 500 que hay en Oslo. Hicimos varias videoconferencias y nos decantamos por éste porque fue juez durante varios años y conoce bien el funcionamiento de los tribunales.

-¿En qué aspectos se basará su defensa?

-Noruega ha violado la Convención Europea de Derechos Humanos en su artículo 14, que es el que contiene el derecho a propiedad (entendiendo como ello la pensión que se nos deniega). También infringió el artículo 1 protocolo 1, referente a la discriminación por razón de nacionalidad. Había muchos noruegos que trabajaban codo con codo con nosotros, que residían en España, y a ellos no se les exigía residir en Noruega para hacer aportaciones a la Seguridad Social. El artículo 98 de la Constitución noruega prohíbe también terminantemente cualquier discriminación entre nacionales y extranjeros, por lo que también violaron esa regla.

-Como portavoz de Long Hope, ¿conoce algún caso concreto que muestre la crueldad de Noruega con ustedes?

-El de un marinero que embarcó en Amberes (Bélgica) con destino al golfo Pérsico. A los veinte días de travesía murió de una hemorragia estomacal y dejaron su cadáver en Ciudad del Cabo [Sudáfrica]. Los gastos fueron costeados por el consulado español cuando le correspondían a la embajada noruega o al propio armador del barco. La familia se quedó sin pensión y su viuda tenía tres hijos pequeños, de corta edad, a los que tuvo que sacar de la escuela para ponerlos a trabajar. Lo único que le remitieron fueron los días de salario que tenía pendiente su marido, unas 2.400 coronas [259 euros].