Esta vez no hubo sorpresa. El pacto entre el PSdeG y el BNG ha cumplido el guión y el bipartito ha recuperado la Diputación de Lugo. La fórmula fue una moción censura que se votó en el pleno extraordinario de esta mañana. De ella surgió Darío Campos como nuevo presidente de la institución provincial, que desplazó a la popular Elena Candia tres meses después de ser elegida. Campos logró el respaldo de sus 11 compañeros socialistas - incluido el díscolo Manuel Martínez, que fue tan abucheado como aplaudido-, y de los dos alcaldes del BNG frente a las 12 negativas populares.

En su primer discurso como presidente, Campos se comprometió a trabajar por el bienestar de la provincia e hizo una "llamada a la unión" y a la "política con mayúsculas para resolver los problemas de los ciudadanos".

Ya en su intervención como candidato, el alcalde de A Pontenova pidió perdón a los lucenses por lo ocurrido el pasado 24 de junio, cuando el voto en blanco de un alcalde socialista otorgó el gobierno de la Diputación al PP.

"Está claro que esta moción non vai contra a xestión provincial", declaró Candia en su intervención en el pleno, quien defendió las actuaciones del ente en estos meses. Sin embargo, ayer saltó a la luz la concesión de casi 33 millones de euros en ayudas a concellos, 31 de ellos del PP.

En sus turnos de palabra, tanto el PSdeG como el Bloque criticaron la gerencia "caciquil" de Candia y reivindicaron que las urnas eligieron un mandato progresista para la provincia de Lugo.

El pasado 24 de junio, la negativa del alcalde socialista de Becerreá Manuel Martínez a votar a su compañero Darío Campos propició la elección de Elena Candia. Martínez, que aspiraba a la presidencia, se negó a cumplir la disciplina de partido al ser vetado como candidato por el BNG debido a su imputación judicial.

Tras meses de negociaciones, el pacto para recuperar la institución provincial se fraguó a finales de septiembre.