-Evalúe la falta de personal sanitario en el mundo.

-Harían falta otros siete millones de profesionales sanitarios, pero es que las previsiones de aquí a unos años apuntan a un déficit de trece millones. Vamos a peor. Y aquí no solo hablamos del Tercer Mundo ni mucho menos.

-¿Faltan médicos en España?

-Yo creo que ahora no, pero en el futuro necesitaremos profesionales sanitarios en general. Este es un problema global. La UE asegura que en 2020 faltarán en Europa un millón de profesionales, y ese déficit puede afectar al 15% de los servicios de salud.

-Migraciones del personal sanitario y, además, de ida y vuelta, señala usted en su conferencia.

-Sí. Desde los países del primer mundo se está contratando a personal del tercer mundo y allí no queda nadie. Urge un código ético porque se están produciendo movimientos de contratación activa, sobre el terreno. Se va a los hospitales y se convence al personal para emigrar. Se está esquilmando a los países que más lo necesitan. En Guinea, por ejemplo, uno de los países más afectados por el ébola, el 50% de sus médicos emigran.

-¿El ébola pudo ser peor?

-Mató a 11.000 personas, pero son muertes directas por la enfermedad. ¿Cuántos más se murieron de otras patologías que no pudieron ser atendidas? Pues posiblemente el doble.

-¿El ébola pilló de sorpresa?

-Llevamos 24 epidemias de esta enfermedad desde los años setenta. Es difícil defender el factor sorpresa pero ya se sabe, como no morían blancos... Es terrible. Las dos terceras partes de los profesionales sanitarios locales en los tres países donde la epidemia golpeó más fuerte, Guinea, Sierra Leona y Liberia, se murieron de ébola. Y hablamos de tres países que están entre los quince en el mundo con menos personal sanitario.

-¿Cuántos profesionales sanitarios trabajan en España?

-No se sabe. Está en marcha un registro para saber de dónde partimos. A mediados de la pasada década el país demandó mucho profesional, sobre todo médicos. Fueron años de inmigración y de jubilaciones masivas. Después llegó la recesión y muchos se fueron, los extranjeros y los nacionales.

-El personal sanitario español goza de fama.

-De buena fama. Por ejemplo en relación con el de un país tan representativo como Alemania. Se ha ido mucha gente al Reino Unido y hace un par de años a Brasil, que solicitó médicos para zonas periféricas contratados por el Estado. Tras Argentina, España fue el país que más profesionales aportó.

-¿Sobran médicos, entonces?

-Depende de las necesidades que queramos cubrir. Pongo un ejemplo: el servicio odontológico en España es muy limitado. Si lo aumentamos harán falta más odontólogos. La OMS fija como objetivo la cobertura universal de salud, con la Medicos Mundi está muy de acuerdo, pero ese objetivo casa mal con cosas como la no asistencia a inmigrantes sin papeles o al aumento del copago farmacéutico.

-¿Peligra el sistema público de salud?

-No lo creo. La gente y los profesionales sanitarios lo defienden.

-Un apunte sobre el Tercer Mundo desde el punto de vista sanitario.

-El África subsahariana sigue sufriendo situaciones muy graves, bolsas tremendas de mala salud. En 2010 estuve en Camerún y visité una cárcel en la que tres mil presos disponían de tres letrinas. Iniciamos un programa de construcción de letrinas y duchas y en un solo año rebajamos a la mitad la mortalidad en aquella cárcel. Y la situación mejoró en relación a los años noventa cuando yo trabajé en Camerún y en la frontera de Kenia y Somalia.

-¿América latina?

-Hay sectores importantes de población que no acceden al sistema de salud pero la situación mejoró. El problema de América Latina es la diferencia, es como si tenemos medio cuerpo metido en el frigorífico y el otro medio en el horno, y las estadísticas nos dicen que estamos en la temperatura perfecta. En lo que hay que incidir en África y en América es en la formación del personal local, por eso lo que necesitamos no son tanto profesionales asistenciales como expertos en salud pública y avances en la integración de los determinantes de salud.

-¿Por ejemplo?

-Es más importante disponer de una buena fuente de agua potable que tener los armarios llenos de pastillas contra las enfermedades que produce el agua en mal estado.