Pavimentos en mal estado, baches, señales de tráfico ocultas por la maleza, carreteras sin pintar... Ya el año pasado, la Asociación Española de la Carretera (ACE) alertaba del "deterioro sin precedentes" de las carreteras españolas durante los años de crisis, situando a la red viaria gallega como una de las más peligrosas del país por la falta de conservación del firme. Desde RACE, su director de Movilidad, Jorge Castellanos, asegura que con una inversión "media baja" en la mejora del pavimento, la señalización y la iluminación se permitiría reducir hasta un 40% la accidentalidad viaria. Castellanos defiende que, como ocurre en Inglaterra, en España también "se debería imponer por ley a los titulares de las vías a eliminar los tramos de riesgo", bien con inversión en su mantenimiento y mejora así como la colocación de radares en puntos conflictivos.

Aunque reconoce que en España se ha mejorado en seguridad vial, el "bien" que le pone por la reducción de la accidentalidad en los últimos años queda lejos del "notable" de los países nórdicos e incluso corre el riesgo de bajar a un "suficiente raspado".