El Parlamento aprobó ayer definitivamente, con los votos a favor del PP y el rechazo de la oposición, los presupuestos de la Xunta para 2016, que se incrementan en 364,8 millones de euros respecto a los de 2015 (un 4,3%), hasta los 8.804,4 millones de euros. El debate ha estado salpicado de alusiones a los resultados de las elecciones generales del domingo, de forma que la oposición aprovechó para interpretar que el cambio de tendencia de los votos en España presagia un cambio de Gobierno en la comunidad autónoma, donde toca convocar comicios en 2016.

Durante la sesión, los grupos del PSdeG, AGE, Bloque y Grupo Mixto reiteraron su postura en contra de unas cuentas que tachan de "continuista", que vinculan con "recortes a la mayoría social" y con un mercado laboral determinado por la "precariedad" y del que critican una reforma fiscal por "regresiva". Por su parte, el PP defendió que van a suponer "menos impuestos, más inversiones, menos déficit, más gasto social y más empleo". "No fue fácil llegar hasta aquí, pero se llegó. Lo que se está haciendo es trasladar esa recuperación a los ciudadanos", reivindicó la portavoz del PP gallego en el debate, Marta Rodríguez Arias.

El socialista Juan Carlos González Santín expuso antes las diferentes enmiendas del PSOE, como una que pretendía que el plazo para la concesión de la renta de integración social sea de dos meses u otra para la derogación de la ley de medidas que afecta a los empleados públicos.

En su turno, el diputado de AGE Antón Sánchez acusó al Partido Popular de "poner como excusa la crisis" para acometer "un recorte brutal que afecta a las mayorías", e identificó las cuentas con la voluntad de "reducir el peso de lo público y abrir campo para lo privado".

Para el portavoz parlamentario del BNG, Francisco Jorquera, las "consecuencias" de ese "continuismo" son datos como que la comunidad "cerró noviembre como el segundo territorio donde más se incrementó el paro registrado" y que su PIB crece "apenas la mitad de la media".

El portavoz del PP gallego, Pedro Puy, justificó unos presupuestos que, a su juicio, son "adecuados para conseguir una sociedad más justa", en el contexto de una economía que entra en un "círculo virtuoso", y que son "los últimos de la legislatura, pero que no serán los derradeiros".

Si bien en la jornada vespertina las intervenciones estuvieron relacionadas casi en su totalidad con los presupuestos, en la matinal las declaraciones de buena parte de los portavoces estuvieron marcadas por los resultados de las elecciones del pasado domingo.

José Luis Méndez Romeu (PSOE) pronosticó el "final de una etapa" y la apertura de "un nuevo tiempo" que "va a introducir cambios importantes", en "un horizonte nuevo y de esperanza", tras alertar de que la "desesperación de la gente que está en una situación peor" se está expresando, en forma de "protesta las urnas".

La viceportavoz de AGE, Yolanda Díaz, diputada electa en el Congreso, advirtió de que los populares son "dirigentes muertos, en términos políticos", al achacarles no ser "capaces de darse cuenta de que las conciencias cambiaron". "Escuchen a la gente ahí fuera: el pueblo está en pie y está contra ustedes, así que hagan algo decente y convoquen elecciones", defendió.

La portavoz del BNG en el debate, Ana Pontón, mostró su rechazo a unos presupuestos que identifica la "continuidad de una política injusta, que genera pobreza y desigualdades".

Pedro Puy, en su réplica, censuró que se debatiera sobre los resultados y se pidiera un adelanto electoral, si bien espetó que "el cambio significativo" no es que el PP siga siendo la primera fuerza, sino que el PSOE pasara a la tercera, lo que debe ser motivo para preocuparse.