Militares con estudios superiores. Es el perfil mayoritario de los efectivos con los que cuenta el Ejército a raíz del recorte de plazas desde el inicio de la crisis. Hace 12 años entrar en las Fuerzas Armadas no resultaba complicado, hasta el punto de que había más de una plaza por cada postulante. En la convocatoria de 2002 había 48.630 vacantes en toda España, una cifra que se quedó por encima de las 35.342 personas que se presentaron a las pruebas de ese año. La tendencia ha cambiado de forma radical desde entonces y el año pasado para las apenas 3.520 plazas que convocó el Ministerio de Defensa optaban 72.086 solicitantes. Es decir, de cada veintena de postulantes solo uno de ellos consiguió un puesto en la Armada.

Este cambio, agudizado por la recesión económica, ha provocado que el perfil de los que logran ingresar como efectivos de Tropa y Marinería sea diferente. Desde la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME) destacan que esta situación a nivel nacional es extensible a Galicia, donde todavía es más grave, ya que el porcentaje de plazas ofertadas respecto al total de España representaba un 6% entre 2002 y 2010, una proporción ya de por sí baja que cayó al 2,3% en 2013 y remontó a un 5,4% en este 2015 de las 3.450 convocadas para todo el Estado. El caso más extremo se da en el Ejército del Aire porque el Gobierno solo sacó una única vacante para toda Galicia en el último lustro. En la comunidad gallega las Fuerzas Armadas también se han convertido en un sector laboral de refugio para los opositores "más preparados y con un mayor nivel académico".

La organización AUME aclara que en los primeros años de profesionalización del Ejército muchas de las plazas publicadas quedaron sin ocupar debido a que los aspirantes "no superaban la formación y los requisitos mínimos para acceder al puesto" y en esos ejercicios -antes de que llegase la crisis- los que sí que contaban con aptitudes para hacerse militar no se lo planteaban como vía de empleo porque no les era complicado labrarse un futuro laboral en otras áreas "más ventajosas".

A partir de 2007, Defensa empezó a reducir el número de vacantes año tras año y al mismo tiempo en el mercado laboral aumentaba la tasa de paro. En este contexto, la mejora de las condiciones laborales en el Ejército, según la AUME, provocó un boom de solicitudes y, por tanto, un endurecimiento en los criterios de selección. Eso explica -añaden- que los militares con estudios universitarios hayan repuntado durante la crisis en las tropas gallegas.

Fuentes de la organización sindical advierten además de que el aumento del número de profesionales que eligen la Armada no es por vocación sino por falta de alternativas en el mercado laboral. En este sentido, denuncian que en cada proceso de selección Defensa prima "la sobreformación y el infraempleo" que empuja a los jóvenes que ingresaron en el Ejército en los últimos años a una situación de "desequilibrio y precariedad" que, en su opinión, el departamento que dirige Pedro Morenés debería "modular".