Muchos de los alimentos que hoy consumimos se los debemos a las comunidades agrícolas que durante siglos transmitieron su conocimiento y sus semillas. Preservar esta herencia mantiene viva la diversidad frente a las variedades únicas que comercializan las grandes compañías a lo largo de todo el planeta y ayuda a obtener cultivos más adaptados a cada territorio. La gallega Soledad Saburido, doctora en Biología Vegetal formada en las universidades de Santiago y Vigo y en el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), forma parte de este movimiento ciudadadano internacional e impulsa desde San Miguel de Allende, una localidad del estado mexicano de Guanajuato, el primer banco-biblioteca de semillas de aquel país.

La asociación Somos Semilla nació a principios de este año y acaba de conseguir una ayuda de 1.000 dólares de The Pollination Project, una organización sin ánimo de lucro ubicada en Berkeley (EEUU) y que concede becas a proyectos que promueven el cambio en todo el mundo.

"Supone una gran ayuda y nos permitirá llevar kits de semillas en 2016 a comunidades rurales alejadas y hacer talleres prácticos para que aprendan a conservar sus propias semillas y así proporcionarles cierta independencia y soberanía alimentaria. Además supone una ventana al mundo, ya que The Pollination Project da a conocer nuestro proyecto en su web y en el blog del Huffington Post", celebra.

Saburido reside en el país azteca desde 2013, cuando se incorporó al Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio) con una beca Barrié para participar en un proyecto iberoamericano de secuenciación del genoma de la judía o frijol, originario de México. Ya no trabaja en el centro, pero forma parte de una valiosa red de guardianes que custodia el conocimiento milenario y la cultura para las generaciones futuras.

"Además de recuperar las antiguas costumbres de los agricultores e intercambiar semillas, la biblioteca fomenta la adaptación de las variedades a la zona. De esta forma, se pueden seleccionar cada vez las semillas que mejor se adaptan al lugar y nos permite estar más protegidos frente a cambios climáticos inesperados", explica. Al igual que la localidad de San Miguel, Somos Semilla se caracteriza por un perfil multicultural y está integrada por voluntarios de México, España, Francia, EEUU o Argentina. Saburido, que fue madre hace dos meses, es uno de los miembros más activos junto a su compañera Jennifer Ungemach, que cuenta con un máster en Agricultura Sostenible realizado en Cuba.

La población local ha acogido "muy bien" su iniciativa y hace unas semanas organizaron un "exitoso" intercambio de semillas que están catalogando y ordenando. La asociación dispone de un blog propio -SomosSemillaSanMiguel- en el que explican su misión y a través del que pueden hacerse donaciones así como una página en Facebook.

"Ahora mismo guardamos las semillas en tandas en nuestras casas y hacemos aperturas en espacios públicos mientras esperamos respuesta de la biblioteca municipal para albergar allí la colección. Necesitamos fondos para talleres, sueldos de trabajadores y formación, así como para poder llevar la biblioteca a las comunidades alejadas", detalla.