Galicia es la mayor productora de leche de España, concentra un tercio de la superficie forrajera del Estado, lo que da una idea del peso de la ganadería, y lidera también el mercado forestal. Sin embargo, el sector agrario gallego es menos productivo que el resto del Estado y de Europa y una de las razones es el poco peso que tiene la industria agroalimentaria. El diagnóstico de la Xunta es crudo: las empresas de transformación de la comunidad autónoma son poco productivas y poco rentables. De hecho, están entre las que generan menos rendimientos de España. Se centran en productos de primera transformación y bajo valor añadido, son de escaso tamaño y poco innovadoras.

Es el diagnóstico del Gobierno gallego recogido en el Plan de Desarrollo Rural (PDR) 2014-2020, aprobado por la UE el pasado mes de noviembre, y que contempla inversiones de más de 1.186 millones de euros (de las cuales 889,8 millones son fondos europeos y el resto cofinanciación nacional).

La baja productividad de la industria alimentaria gallega es uno de los puntos débiles del sector agrario. Son más de 2.500 empresas, con una facturación superior a 4.600 millones de euros y que albergan el 3,3% del empleo de Galicia (21.000 puestos de trabajo). Pero su escaso tamaño las condiciona. El 61% de estas industrias tiene menos de dos empleados y el 87% menos de diez.

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Aunque hay compañías de grandes dimensiones en el sector lácteo, cárnico y de alimentación animal (que aportan el 43% del Valor Añadido Bruto), la mayoría son pequeñas empresas dedicadas a la panificación, la repostería o la fabricación de bebidas gaseosas.

Según los datos del Ministerio de Agricultura, la industria agroalimentaria gallega está entre las tres con menor productividad de España, es la segunda autonomía con menor margen bruto de explotación y es la que ofrece el menor valor añadido sobre ventas de todo el Estado.

Y así lo certifican también las cifras de productividad laboral. En Galicia es de 40.664 euros por persona al año, muy por debajo del dato de 48.176 euros para España y también inferior a los 40.785 euros de los países de la Unión Europea.

Y si la industria no es productiva, las explotaciones agrarias tampoco superan el examen remitido por la Xunta a Bruselas. Así, el Gobierno gallego advierte de la "debilidad estructural" de la agricultura en Galicia.

Puntos débiles

El primer problema es el minifundismo. La media por explotación es de 8,2 hectáreas de superficie y solo el 10% supera las 20 hectáreas. Otro punto débil es, tal y como advierte el Ejecutivo autonómico, el "excesivo endeudamiento" de las explotaciones agrarias. Además, advierte de que la renta agraria ha caído desde 2007 a niveles de principios de siglo. Con este panorama los agricultores gallegos dedican menos dinero a inversiones que la media de la UE: solo unos 320 millones de euros anuales, apenas un 12% de la riqueza que genera el sector, y por debajo del esfuerzo inversor de la economía de Galicia del 21%.

La I+D+i también se resiente. Según el informe del Plan de Desarrollo Rural, la inversión en innovación en el sector agrario es "claramente inferior a la media española y comunitaria". Frente al 2,3% del PIB de la UE y el 1,3% que se invierte en España, en Galicia solo se destina el 0,93% a investigación y desarrollo en el campo.