El control del déficit público generó ayer un debate parlamentario en que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, presumió de ser uno de los pocos cumplidores con las restricciones contables impuestas a las comunidades y esgrimió las medidas que permite cuadrar las cuentas públicas. El Gobierno gallego destinará 120 millones de inversión a la educación en una medida que plasmará hoy en el Consello de la Xunta, además de anunciar incentivos para la contratación de 200 jóvenes en el ámbito de la innovación antes de que concluya el mes. Ante el panorama positivo que presentó Feijóo, la oposición dibujó una Galicia más pobre que el resto del Estado y con menos oportunidades para los jóvenes y las mujeres, víctimas de la brecha salarial respecto a los hombres.

Galicia cerró 2015 con un déficit del 0,57%, siendo una de las tres únicas autonomías cumplidoras del tope del 0,7% junto con Canarias y País Vasco. El dato, sin embargo, generó un choque entre Feijóo y el portavoz socialista, José Luis Méndez Romeu. Este acusó a la Xunta de practicar recortes para cumplir ese límite y dejar a Galicia con "paro crónico, salarios irrisorios y las pensiones en riesgo". "Ser campeona en el control del déficit solo sirve para su promoción personal", afeó a un Feijóo al que acusó de connivencia con el ministro de Hacienda en un engaño masivo. "Usted juega el papel de cebo y Montoro, el de trilero; están compinchados para engañar a la gente", denunció.

En su opinión, no agotar el déficit impidió aprovechar 80 millones que sería suficientes para "iniciar el rescate del hospital privatizado de Vigo o contratar 1.500 profesores".

"Pufo" a los gallegos

La respuesta de Feijóo evidenció la sima que separa ambas formaciones, hasta el punto de que le pidió "no suicidarse intelectualmente" al despreciar sus argumentos como contradictorios por pedir más déficit y criticar después el endeudamiento. También volvió a ironizar con la "escalada" de Méndez Romeu en las quinielas para tomar las riendas de su partido.

El presidente de la Xunta combinó los ataques con los anuncios. En primer lugar, reivindicó su gestión contraponiéndola de nuevo con el bipartito, al que relevó hace siete años. "Estoy orgulloso de que los gallegos lleguemos a fin de mes y de no dejar un pufo cuando termine la legislatura, no solo logramos cumplir el déficit, controlamos la deuda e invertimos más", indicó.

El endeudamiento gallego se sitúa por debajo de la media autonómica, pero se ha triplicado desde el año 2009. Feijóo aclaró que, de no cumplir el déficit, habría necesitado 3.000 millones más de deuda.

Por contra, embridar el déficit permitió aplazar la devolución al Gobierno de las liquidaciones negativas del bipartito y ahora ese balance entre ingresos y gastos es positivo: 85 millones de 2013 y otros 400 de 2014. Con esta salud, Feijóo, que pedirá a Montoro premios a Galicia por su estado contable, descartó la "oleada de recortes y privatizaciones" que auguró Méndez Romeu ante la necesidad de un recorte en España de 25.000 millones.

Por su parte, Francisco Jorquera (BNG) criticó la falta de alternativas a los jóvenes, citando un estudio en el que el 23% cree que estará "peor" en cinco años, informe sobre el que ironizó Feijóo por estar financiado por una "compañía cosmética". También sacó el tema electoral. "Dice que dará a Galicia más estabilidad, será el leitmotiv de su campaña: usted o el caos. ¿Pero qué estabilidad tendrá la juventud si le ofrece paro, salarios de miseria o emigrar", atacó.

Por su parte, Consuelo Martínez (Grupo Mixto) tachó de "decepcionantes" las medidas de la Xunta contra la brecha salarial entre Galicia y España (casi 300 euros al mes) y entre gallegos y gallegas (22%). Feijóo replicó defendiendo el incremento del 5,9% de los salarios entre 2008 y 2014 y reivindicando su compromiso con la clase trabajadora. "No represento a la patronal. Soy el presidente de los trabajadores", espetó.