Más velocidad al volante y más positivos por alcohol y drogas. Los balances que deja cada campaña de control en las carreteras gallegas ya hacía prever que el primer semestre se iba a cerrar con un peor saldo de accidentalidad. Entre enero y mayo se contabilizaron un total de 48 fallecidos en accidentes de tráfico en Galicia, lo que supone diez más que el mismo periodo del año pasado y un incremento del 26,3%.

El interior y la costa son la cara y cruz de la siniestralidad. Mientras en Lugo y Ourense se disparó la cifra de fallecidos en los primeros seis meses del año, en A Coruña y Pontevedra logró reducirse. En Lugo se pasó de cuatro fallecidos el año pasado a casi el cuádruple hasta junio de este ejercicio (15) y en Ourense el doble, con un total de cuatro víctimas mortales. En A Coruña, se registraron 16 muertos, uno menos que en 2015 y en Pontevedra, un total de 13, dos menos que el primer semestre del ejercicio pasado.