El ferrolano José López Bouza y el compostelano Ánxel Casal volvieron a presidir ayer, aunque fuese de forma simbólica, un acto de la Diputación de A Coruña de la que fueron presidente y vicepresidente respectivamente en 1936, antes del golpe militar. Sus retratos rodeados de una ofrenda floral presidieron el homenaje a los miembros de las corporaciones locales que sufrieron la represión franquista celebrado ayer en la sede del organismo provincial. El presidente de la Diputación coruñesa, Valentín González Formoso, destacó que con este acto "de justicia" se pretende "devolver la dignidad" a los represaliados y "recuperar las figuras que destacaron la importancia de mantener el sistema democrático de los concellos".

López Bouza fue ejecutado el 30 de agosto en el cementerio ferrolano de Canido después de viajar desde Madrid, donde acudió a defender el Estatuto de Autonomía de Galicia, para defender el ayuntamiento de Ferrol de la sublevación militar. Es uno de los muchos alcaldes coruñeses que fueron paseados y ejecutados al inicio de la Guerra Civil y a los que la Diputación quiso ayer reconocer su labor por "defender con su vida los ideales de libertad y democracia que permanecen vivos hoy en día".

La vicepresidenta de la institución provincial recordó a presidentes del ente anteriores a López Bouza como Alfredo Somoza, que consiguió exiliarse tras vivir once años oculto o Manuel Insúa, que estuvo encarcelado, además de Ánxel Casal o Xaime Quintanilla, alcaldes de Santiago y Ferrol que formaron parte del gobierno de la Diputación coruñesa. Entre la lista de exalcaldes represaliados que enumeró Sanmartín, del área coruñesa destacan el de Sada, Antonio Fernández; el de Betanzos, Tomás López Datorre o el de A Coruña, Alfredo Suárez Ferrín. El nieto de Suárez Ferrín, que lleva el mismo nombre que su abuelo, asistió ayer al acto y puso voz a las familias de los homenajeados. En su intervención, destacó que no se debe olvidar lo ocurrido tras el golpe de Estado y sobre la posibilidad de perdonar a los que actuaron en el bando sublevado señaló: "Olvidar nunca y perdonar es tan difícil...Para perdonar el que agrede tiene que pedir perdón y nadie lo hizo en los cuarenta años de dictadura. Los agredidos tuvieron que vivir semiocultos, callados y con miedo", afirmó. En este sentido, reconoce que hubo "muertos en los dos bandos" pero mientras que los ganadores -apunta- eran "mártires tratados con honores y prebendas", de los afines al Gobierno de la República "no se podía hablar y si se hacía era para decir que algo malo habrían hecho".

Sanmartín también denunció que nueve años después de la aprobación de la ley de la memoria histórica "todavía quedan muchos asesinados en montes, cunetas y fosas comunes" sin que sus cuerpos hayan sido exhumados mientras "solo nos dedicamos a cambiar nombres de calles". El nieto del exalcalde coruñés lamentó además que la sentencia contra su abuelo aún no se haya anulado. La ley no lo permite a pesar -indica- de que el fallo fue emitido por tribunales militares que actuaban contra la legitimidad del Gobierno, lo que provoca que Alfredo Suárez Ferrín y muchos más "queden como traidores y su honor en entredicho".

El homenaje de ayer sirvió de antesala al pleno de la Diputación de hoy en el que se aprobará, con apoyo de todos los partidos con representación en el ente, la declaración para retirar a Francisco Franco las distinciones de Hijo Predilecto de la provincia de A Coruña y de presidente de honor de la Diputación.