-¿Ha sido una derrota de Podemos aceptar la fórmula jurídica que habían rechazado de plano hasta ahora?

-Podemos perdió, pero fue un acto de generosidad para mejorar la vida de los gallegos, sin enrocarnos, aunque sea saltándonos las líneas rojas que nos pusimos. Había enroque de las Mareas, que estaban dispuestas a romper la unidad con tal de cumplir lo marcado. In extremis, nuestras direcciones decidieron que estaba por encima defender a los gallegos que una cuestión legítima votada. Estamos hartos de que se antepongan las cuestiones de parte. Unos no iban a ceder y lo hicimos nosotros.

-¿El desgaste acumulado durante el proceso debilitará la alianza?

-Confiamos en que la gente agradezca esta generosidad en contra de nuestro derecho legítimo como organización y que lo hicimos es para hacer frente a Feijóo. Más allá, es para meditar sobre quienes nos acompañaron en el camino por la intransigencia que manifestaron, más allá de la fraternidad que nos une. Yo estoy contenta, todos queríamos ir con ellos. Pero es perjudicial enrocarse durante semanas y llegar in extremis a las campañas. Tiene que ser más fácil y debemos mostrarnos centrados en los problemas de la gente y no en estos procesos. La nueva política debe ser esto: respetar a cada parte y llegar a acuerdos. Podemos cedió todo y no hubo una sola concesión de la otra parte. Eso debe pesar ante la ciudadanía. Antepusimos todo para que tuviesen una sol papeleta con la que echar a Feijóo.

-¿Fue Pablo Iglesias quien decidió la cesión final?

-Estábamos de acuerdo. Lo gestionamos y cuando estábamos a punto de finalizar el plazo había que tomar una decisión. No estábamos de acuerdo con cómo se dio el proceso, pero había consenso en que la peor opción era no ir juntos.

-¿Las líneas rojas eran suyas o también de Iglesias, Bescansa y Echenique?

-Por supuesto que eran compartidas. También para Íñigo Errejón era línea roja el partido instrumental. Hubo instrucciones por escrito en tres ocasiones sobre esto desde Madrid.

-¿Existe riesgo de que otros territorios pidan también la disolución de siglas de Podemos en nuevas fuerzas, como en Cataluña, y se debilite su formación?

-Probablemente la gente de Cataluña tendrá las mismas reivindicaciones; esto marca un antes y después. Pero si Podemos quiere ser herramienta de cambio, cada territorio deberá asumir sus procesos.

-Buitrón la invita a dimitir por asumir una fórmula jurídica que había rechazado, mientras ensalza a Pablo Iglesias. ¿Va a hacerle caso?

-No, no voy a dimitir. Responsabilizar a la secretaria general de algo que todo el tiempo fue coordinado con la dirección estatal... Debería entonces pedírsela a Pablo Iglesias, a Errejón y a los otros compañeros de la directiva. Buitrón es bastante incoherente. Siempre impulsé la unidad. Es la opinión de alguien que no está en contacto con las bases. De hecho, Iglesias, Echenique y Bescansa agradecen el consenso con la dirección gallega antes y después con la decisión. Buitrón debería preocuparse de hablar del PP en lugar de acerca de una compañera. Se ve que está encantado de hablar de dimisiones. Primero provocaron el cese de Breogán Riobóo [secretario xeral anterior] y piensan en cosas que no tocan. Si se preocupase más de la gente y menos de tensionar a nivel interno, organizar dimisiones internas y demás, quizá no hubiese perdido su acta en el Senado.

-¿Teme movimientos contra su liderazgo en Podemos Galicia?

-La gente que forzó la dimisión de Breogán Riobóo no aceptó su derrota interna y probablemente sigan en la misma línea. Pero no tienen a la gente con ellos. No estoy preocupada porque todas las decisiones estaban consensuadas con la dirección estatal.