Con tres incendios activos ayer por la tarde, dos en la provincia de Ourense y uno en la de Lugo, los montes gallegos recuperan poco a poco la normalidad tras la voracidad de las llamas en una semana que han reducido a cenizas unas 7.000 hectáreas. Un extensión que equivale a más de la mitad de la ciudad de Vigo y casi el doble que A Coruña. Los focos desde el lunes pasado alcanzaron las cuatro provincias gallegas, pero fue el sur de Pontevedra y la península de O Barbanza, las zonas más castigadas y en las que ardió la mayor parte de la superficie. La localización en el monte de algunos artefactos incendiarios da prueba de la intencionalidad que parece estar detrás del fuego.

Desde la Xunta, la conselleira de Medio Rural, Ángeles Vázquez, apuntó ayer que en la lucha contra los incendios, la comunidad gallega depende en cierta medida del tiempo. Y es que julio, según apuntó, fue un mes "de muy buen tiempo" y por ello "la situación en el monte no fue mala". Con todo, añadió, Galicia depende que de "los incendiarios se percaten de los graves daños humanos que pueden provocar". Y es que la ola de fuegos de la semana pasada obligó a evacuar a más de 2.500 vecinos de núcleos amenazados por la proximidad de las llamas a las viviendas.

En declaraciones a la Cadena SER, Vázquez negó que hubiera descoordinación en las labores de extinción, en alusión a las críticas de los brigadistas: "Si no, nos se apagarían los 192 fuegos que ha habido esta semana", argumentó la conselleira.

Desde el BNG, Ana Pontón reclama una gestión foresta que "acabe" con el "monocultivo de eucalipto" para que el monte "no sea un polvorín".

Desde el lunes, que comenzaron primeros focos, ardieron en torno a 7.000 hectárea en los montes gallegos, más del 90% de la superficie quemada en todo lo que va de año en la comunidad. Arbo fue el municipio más dañado, con casi 1.600 hectáreas arrasadas. El fuego también se cebó con la localidad coruñesa de Porto do Son, con mil hectáreas afectadas, otras 1.000 en Santiago de Compostela y casi 450 en el municipio ourensano de Cualedro. Este último se originó a última hora del sábado. Ayer por la tarde, todavía permanecían tres incendios activos y cinco ya habían sido controlados tras la extinción del de Cotobade. Durante la madrugada de ayer aparecieron fuegos en Negreira de Muñiz (Lugo) y Vilardevós (Ourense), que afectan a 50 y 54 hectáreas respectivamente y que están activos.

A estos dos focos se les une el declarado ayer a las 15.27 horas en Cualedro (Ourense), en la parroquia de San Millao, que ya afecta a 450 hectáreas.

Está controlado desde esta madrugada el de Baralla (Lugo), en la parroquia de Neira de Rei, donde hay 54 hectáreas afectadas, de las que 40 son de monte arbolado y 14 de monte raso.