-Casi 500 incendios forestales en apenas una semana en Galicia: ¿temen una ola de focos forestales para este verano similar a la de 2006 a la vista de este arranque de agosto y los artefactos, velas y mecheros localizados en los montes de la comunidad?

-Hacer previsiones es muy complicado. Llevábamos un año excepcionalmente bueno. Hasta junio, 2016 era el mejor año desde que hay estadísticas. El último mes hubo una oleada de incendios y casi todos a los hemos asistido [desde la Policía Autonómica] son intencionados. Realmente los incendios por negligencia, imprudencia o causas naturales son mínimos. ¿Cómo va a evolucionar esta campaña? Si vuelve el llamado factor 30 -30 grados de humedad, 30 nudos de viento nordés y 30 grados de calor- entonces hay que ponerse a rezar. Es un cóctel molotov para nuestros montes.

-En los últimos cinco años se arrasó en Galicia un área similar a casi 30 ciudades como A Coruña. ¿Qué medidas se deben explorar o reforzar para erradicar la cultura del fuego que asola los montes de Galicia?

-Hay tres tipos de incendios: por causas naturales, por negligencias o imprudencias y los intencionados. Contra las dos primeras causas hacemos una labor pedagógica informando a la gente de cuándo pueden quemar y qué precauciones deben tomar. Cuando no se ajusta una quema a normativa levantamos acta de infracción. En lo que va de año, llevamos más de 1.100, una cifra un poco más elevada que otros ejercicios. Estoy convencido de que esa presión y esfuerzo de informar a la gente ha incidido y permitido que una tendencia a la baja en el número de incendios. Si nos vamos hacia atrás, a estas alturas del año llegó a haber 9.700 incendios, 7.600, 6.000, 8.100? A día de hoy, llevamos más de 1.300. Aún siendo una cifra alta, nos estamos moviendo en una octava parte. Este descenso sale de la prevención.

-¿Qué prevención cabe para poner coto a los incendios intencionados?

-Contra el incendiario que lo provoca intencionadamente queda la vía judicial. Pero ya no basta con saber quién provoca un incendio, sino encontrar las pruebas que permitan demostrarlo. Por ello hay que pedir la colaboración de la gente. Porque en una aldea remota, los que pueden saber quién anda por allí y si hay una persona extraña, son los propios vecinos. Galicia tiene dos millones y medio de hectáreas de masa forestal; es imposible poner un policía las 24 horas del día en cada una de ellas.

-Más de 40 incendiarios detenidos en lo que va de año por parte de la Policía Autonómica. Una cifra muy baja en relación al balance de fuegos, son menos todavía los llevados a juicio y excepcionales los condenados a prisión. ¿Qué medidas se deben tomar para que sea cada vez sea menor la brecha entre de incendiarios arrestados, juzgados y condenados?

-Es un tipo de delito muy complicado, donde el índice de esclarecidos [de la Policía Autonómica] es muy bajo, similar al que tienen Guardia Civil y Policía Nacional. Eso indica que todos los cuerpos tenemos las mismas dificultades. Es muy complicado demostrar la autoría, salvo que sea un incendio por imprudencia o casos como el de la Guardia Civil con el arresto de la mujer en Cerceda o nosotros con un detenido en Ourense por 17 incendios de este año y al que se le atribuyen todos los del año pasado. El descanso de Ourense y su entorno este año, toquemos madera, quizás se deba a este arresto.

-¿Qué frutos está dando el plan de seguimiento a incendiarios reincidentes?

-Tanto en el caso de Cerceda como de Ourense se trata de gente sospechosa, sometida a un seguimiento por el que se le pudo sorprender infraganti. El problema del incendiario es que coge una noche un par de mecheros y se va en todoterreno o moto al monte y va prendiendo aquí y allá, y cuando empiezan los fuegos él ya está en su casa. Si no hay nadie que lo pueda ver es complicado su arresto. Fruto de ese seguimiento, se pilla a incendiarios a punto de actuar.

-Se ha hablado que detrás de los incendios en la comunidad gallega existen tramas organizadas...

-Ojalá fueran tramas porque se podrían hacer investigaciones ya que si hay una organización se pueden interceptar conversaciones entre ellos. Es un tema aislado. Cada uno tiene un motivo. Hay un amplio muestrario del perfil del incendiario. Viendo un informe antiguo de hace más de 20 años, se detectaban 97 causas. Hay de todo: a quien le gusta ver volar los aviones, se sienten protagonistas, la persona que sale y dice que ama Galicia y por eso le prende fuego. El perfil que se tiene es de los detenidos, pero no hay de aquellos que no son arrestados. Esto es terrorismo puro, por la motivación que sea. El caso es que están destrozando el país. Los gallegos nos estamos gastando todos los años entre 180 y 200 millones en incendios que se van en humo y los podríamos estar invirtiendo en otras necesidades. Eso sin contar los daños medioambientales, la riqueza que se destruye. Galicia no se puede permitir esta locura.