El boom inmobiliario engulló buena parte del litoral español convirtiendo casi un tercio de la primera línea de costa en una mole de hormigón. Galicia no es la excepción en la expansión del ladrillo a escasos metros del mar. De sus más de 1.700 kilómetros de costa, más de 8.300 hectáreas en los primeros 500 metros están inundadas por pisos, chalés o adosados. O lo que es lo mismo, la superficie edificada en Galicia en esa franja del litoral supera la extensión de un concello como Ferrol y duplica la de municipios de la extensión de A Coruña o Baiona. Cada año, la presión urbanística destruye en la comunidad casi 4,4 kilómetros de su superficie costera, de ellos casi 2,2 kilómetros en A Coruña, 1,78 en Pontevedra y 0,4 en Lugo. De mantenerse el ritmo actual de las grúas a pie de playa, Galicia se quedaría sin zonas costeras naturales en 271 años. Pontevedra sería la provincia que antes sufriría la expansión del ladrillo en todo su litoral: en 168 años. La primera línea de costa en A Coruña (a 500 metros) se vería reducida a hormigón en 352 años y Lugo, el colapso total llegaría en 283. Esa es la conclusión de un informe elaborado por el Observatorio de la Sostenibilidad, cuyos primeros datos fueron avanzados la semana pasada por este periódico.

En el documento Cambios de ocupación del suelo en la costa 2016, el organismo independiente analiza los cambios experimentados desde 1987 y hasta este año en el litoral. ¿Sus conclusiones? En algunos puntos de la costa es necesario una mayor protección y más herramientas jurídicas para mejor y mayor ordenación del territorio que evite la "amnistía" de algunos núcleos urbanos.

Los autores del informe destacan la protección sobre el urbanismo en los primeros 500 metros de costa fijada por la Xunta. En general, concluye el documento, prima la protección de la franja de 500 metros en gran parte del litoral, sobre todo en zonas sobre las que en principio no hay gran presión. "Sin embargo -advierte- en las zonas urbanas y cercarías de núcleos de población se permiten múltiples excepciones que desembocan en la amnistía de núcleos urbanos que contravinieron la normativa y que han sido redimidos por los cambios en la Ley de Costas".

En la actualidad, uno de cada cuatro kilómetros de la primera línea de costa gallega está urbanizada. En el caso de la provincia de A Coruña el porcentaje es inferior -casi un 20%- frente al 34% del litoral de Pontevedra. Solo en el periodo analizado en el informe del Observatorio de Sostenibilidad (1987-2011), en la costa gallega se urbanizaron 105 kilómetros de costa, hasta llegar a los 372 en la actualidad. En el caso de A Coruña, se pasó de los 135 kilómetros de costa artificial en 1987 a 187, lo que supone un total de 52 kilómetros más convertidos en moles de cemento.

De la provincia de A Coruña, el informe pone el punto de mira sobre las rías de A Coruña, Betanzos y Ferrol, zonas donde se ha formado una "importante conurbación". Zonas como Cedeira o Cariño, detalla el informe, registraron "pocas variaciones" en los últimos 24 años. No obstante, advierte de "algunos huecos sin proteger" en la ría de Camariñas y al oeste de Finisterre.

Tras destacar que "los crecimiento de suelo artificial en primera línea costera [en la provincia de A Coruña] no son excesivos" y se refieren "principalmente a desarrollos de infraestructuras portuarias en las salidas de las rías y algún desarrollo urbano de residencial en el fondo de la ría de A Coruña, los expertos advierten de ciertos desarrollos urbanos dispersos en la ría de Arousa y Noia. Y como "puntos calientes" de la provincia por sus crecimientos urbanos, el Observatorio de la Sostenibilidad apunta el cordón entre Ribeira y Boiro, hacia la desembocadura del río Ulla. Estas son las áreas "sin protección específica donde probablemente se concentren las presiones urbanizadoras en el futuro", concluyen los expertos. En la provincia de Pontevedra, como "zonas calientes" de cara a los próximos años, el informe señalas el fondo de las rías de Vigo y Arousa -al este del puente de Rande, en la zona de Vilagarcía, el eje Cambados-Vilanova o Cores y Catoira- así como la propia isla de Arousa. "La ribera sur de la ría de Vigo -alertan- está casi totalmente urbanizada desde los años 80, mientras que la norte, no tan saturada, ha sufrido importantes nuevos desarrollos urbanos desde 1987".